Una niña de Campo Lameiro con el 79 % de discapacidad está sin cuidadora en el cole y la llevan en volandas porque el centro no es accesible

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

CAMPO LAMEIRO

Sofía, de cuatro años y medio de edad y recién escolarizada en Campo Lameiro, saliendo del colegio en volandas.
Sofía, de cuatro años y medio de edad y recién escolarizada en Campo Lameiro, saliendo del colegio en volandas. Ramón Leiro

La madre está acudiendo al aula porque la pequeña se alimenta por sonda y hay que cambiarle el pañal y Educación dice que en unos días contará con una persona que haga ese trabajo

13 sep 2024 . Actualizado a las 21:21 h.

Sofía, del municipio pontevedrés de Campo Lameiro, es una niña especial; una luchadora enorme pese a tener solo cuatro años y pico de edad. Pero Sofía no lo tiene nada fácil.La cría cuenta con un 79 % de discapacidad y no puede andar ni hablar. Y la Administración, por el momento, no le está ayudando demasiado. O al menos así lo denuncia su familia. Se escolarizó por primera vez este curso y, aunque sus padres llevaban más de un año avisando a Educación de que necesitaba un colegio adaptado, accesible para una silla de ruedas o un andador adaptado, la realidad que está viviendo la niña esta semana es cruda. No llegó a tiempo la cuidadora que necesita para estar en el colegio ordinario de Campo Lameiro (donde acude tres días por semana) ni tampoco los papeles para que pueda ir al centro de Amencer (al que le corresponde ir dos veces por semana), así que es su madre la que está yendo a cuidarla a la escuela de su municipio, donde por cierto la tienen que llevar en volandas porque las obras prometidas a su familia no se hicieron y el recinto no es accesible. 

La familia de Sofía, como suele ocurrir con muchos niños con discapacidad, vive por y para que ella tenga la mejor calidad de vida posible. Es por eso que hace más de año y medio que empezaron a moverse para alertar a Educación de que la niña se escolarizaría este año por primera vez en dos sitios; un colegio ordinario (el de Campo Lameiro) y uno especial (el de Amencer en Pontevedra), y que el primero de ellos no era accesible ni para ella ni para nadie que vaya en silla de ruedas o andador. Hubo reuniones con inspección, con el centro... no les quedó despacho al que llamar. Y las sensaciones, realmente, eran buenas, ya que les prometieron que se harían obras para garantizar el acceso al colegio de Campo Lameiro y que la niña contaría con la cuidadora, imprescindible en su caso porque ella necesita atención continua, lleva una sonda para alimentarse y tampoco puede desplazarse al cuarto de baño. 

Tenían ilusión. Pero este martes, solo 24 horas antes de que empezasen las clases, cuando ya le estaban preparando la mochila a la pequeña, se dieron cuenta de que nada era como pensaban. El cole seguía sin estar adaptado y, encima, la cuidadora que le habían asignado a la pequeña había renunciado ese mismo día, sin llegar siquiera a conocer a la cría. La madre pensó que Educación tenían previsto estos casos y que inmediatamente enviaría a otra persona para ese puesto. Pero no fue así. De momento es la propia mamá la que está acudiendo al centro a prestarle apoyo a su hija. Habla maravillas del colegio y del profesor que le tocó a la pequeña, pero indica que ellos no pueden hacer mucho más: «La Administración, que es la que tenía que ayudarnos, nos da problemas y nos pone trabas. No me parece justo. Y yo hablo del caso de mi hija, pero es que cualquier niño o adulto que tenga la movilidad reducida no puede entrar en este colegio y moverse por él», indica unos minutos antes de que el timbre alerte de la salida del colegio y ella tenga que pedir ayuda para sacar a su hija en volandas.

La madre explica que su historia aún tiene un giro más. La pequeña debería ir tres días a Campo Lameiro a la escuela y dos al centro especial de Amencer. Pero en ese segundo lugar no pudo escolarizarse todavía porque uno de los papeles que tenía que visar la Administración llegó con un defecto y hubo que volver a tramitar el expediente. «Es todo un despropósito, porque en Amencer tendrá terapias y ahora mismo no está yendo por ese motivo. Y en el colegio de Campo Lameiro, donde nos habían dicho que tendría un andador adaptado a ella, como el que usa en casa para poder desplazarse, no hay nada. Por no haber no hay ni un cambiador en el colegio, le estamos cambiando los pañales encima de dos mesas», manifiesta la madre de Sofía. 

¿Qué dice la Consellería de Educación? Preguntada por este caso, la respuesta ha sido la siguiente: «Está previsto que a vindeira semana se incorpore ao centro unha persoa coidadora para esta nena que ten unha escolarización combinada, pasa neste centro [refiriéndose al colegio público de Campo Lameiro] algúns días, pero non todos». Y también añadieron: «Desde a Xefatura Territorial xa se lle deron instrucións ao centro para que a aula estea na pranta baixa e se doten dos medios necesarios para a accesibilidad da nena».