El exjugador portonovés recibió el pasado sábado un emotivo homenaje por parte de la entidad marinense, que retiró la camiseta con su dorsal
21 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El Peixe Galego despidió el pasado sábado a uno de sus emblemas rindiéndole un cálido homenaje que nunca olvidará. En el descanso del partido ante el Aquimisa, el club invitó a Pablo Alonso a acercarse al centro de la cancha de A Raña. Y tras escuchar unas palabras de agradecimiento del presidente, Luis Santiago, por sus años de dedicación, conoció que la entidad había decidido retirar la camiseta con su dorsal, como sucede con las grandes figuras del baloncesto, rodeado de un grupo de jugadores que pasaron por sus manos en su faceta de entrenador. Una muestra de afecto que provocó que el portonovés no pudiese evitar emocionarse.
Después de once años en la disciplina del Peixe Galego, primero como jugador y después también como entrenador y director deportivo, Pablo Alonso anunció al club este verano su intención de dejarlo, al menos, temporalmente. Su trabajo como maestro de educación física interino, actualmente ejerciendo en un colegio de educación especial en Vigo pero con la incerteza de dónde estará después de las vacaciones de Navidad, le llevó a tomar la decisión de hacerse a un lado ante la imposibilidad de comprometerse a acudir a entrenar a un grupo toda la temporada. Y aunque la entidad ya le había mostrado su afecto en un cariñoso mensaje de despedida en su web, quiso volver a hacerlo con un sencillo pero emotivo acto.
«La verdad es que no me lo esperaba -reconoce el portonovés-. Sigo yendo a los partidos del fin de semana, y me habían dicho que en el descanso íbamos a hacer una presentación del torneo de Navidad de minibásquet y de que vamos a organizar el campeonato de España infantil masculino», sigue explicando un Pablo Alonso que se disculpa por «seguir hablando en presente». «Cuando me empujaron a la pista, no entendía nada -prosigue-. Pero después me contó mi novia que llevaban ya quince días organizándolo, y yo fui el último en enterarme», añade.
Para el portonovés, que se retiró de las pistas en el 2014 después de sufrir una lesión en los ligamentos del tobillo, este reconocimiento fue una sorpresa ya que «al seguir estando por allí, la verdad es que no esperas que haya esa reacción. Y menos que colgasen mi camiseta, sobre todo cuando llevo ya tres años sin jugar». En todo caso, no esconde que este ha sido «un detalle muy bonito que agradezco mucho», y no duda en bromear al coincidir este gesto con el que ha tenido con Kobe Bryant su club de toda la vida. «Me decían unos amigos que los Lakers nos habían copiado», cuenta entre risas.
Recuerdos inolvidables
Echando la vista atrás, Alonso solo encuentra recuerdos positivos. Así, de su etapa como jugador destaca «la suerte de haber tenido grandes entrenadores como Quino Salvo y habernos metido en fases de ascenso, y que después un compañero acabase siendo mi entrenador como ha pasado con Javi Llorente, que está marcando una época». En su faceta de hombre de club y director deportivo, se afana en poner en valor la organización de varios campeonatos de España por parte de la entidad. Y como entrenador, ensalza el haber logrado el título autonómico con el equipo alevín y haber acudido a campeonatos de España con sus chicos, aunque él prefiere otorgarle el mérito a ellos. «He tenido la suerte de entrenar a varias generaciones de muy buen nivel», apunta.
Por ello, Alonso admite que lo que le llegó más adentro de este homenaje fue verse rodeado de los que fueron sus pupilos. «Cuando rompí de la emoción fue al ver a los niños. Había algunos de ahora, pero también otros a los que yo entrené que ya tienen 22 años y quisieron estar allí», afirma con orgullo. Y, quizá por ello, abre la puerta a un futuro retorno. «Este año tengo claro que no voy a entrenar, porque por mi labor docente no le puedo dedicar el tiempo que me gustaría -señala-. Pero ya les he dicho que no se olviden de mí, porque si vuelvo a entrenar, lo haré en Marín», asegura.