El mar lleva a la ría una ballena muerta que pudo ser arrollada por un mercante

Marcos Gago Otero
marcos gago MARÍN / LA VOZ

MARÍN

CAPOTILLO

Flotaba junto a Cabalo, un remolcador la llevó a Marín y una grúa la subió a un camión

21 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la columna partida, la enorme ballena que ayer el mar empujó hasta dentro de la ría de Pontevedra pudo fallecer arrollada por un mercante. Esta es la principal hipótesis que valora la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) como causa de la muerte del cetáceo. El portavoz de Cemma, Alfredo López, indicó que el animal, una ballena común, medía veinte metros y que su peso rondaba las treinta toneladas. De hecho, hicieron falta dos camiones para el traslado en tierra de los restos hasta una incineradora. Pesaba demasiado para que todo cogiese en uno solo.

Fueron los barcos pesqueros de Bueu quienes dieron la alerta al 112 a primera hora de la mañana. Avistaron la ballena flotando a la altura de Cabalo, en la parroquia buenense de Beluso y, ante el riesgo que supone para la navegación un bicho de dimensiones semejantes en medio de la ría, el 112 solicitó el auxilio de Salvamento Marítimo, que desplazó al María Pita. Esta embarcación llevó el animal hasta el puerto de Marín, dejándolo fondeado junto al muelle comercial oeste.

A lo largo de la tarde, en el muelle se personaron los biólogos de Cemma para dirigir el dispositivo de izado de los restos del cetáceo. Contaron con la colaboración de la Autoridad Portuaria, de Salvamento Marítimo y de personal de la empresa Galigrain, del grupo Nogar, que manipularon una grúa de la terminal de cereales para colaborar en esta iniciativa.

Desde el mar dos operarios en una lancha rodearon el cuerpo con cadenas y así facilitar el izado. Alfredo López indicó que se trata de un dispositivo complejo. La ballena, que llevaba muerta de entre cinco a siete días, estaba en un estado tan deteriorado que acabó rompiéndose en dos pedazos. El primero, con un peso de unas veinte toneladas, se lo llevó un camión, mientras que las otras diez toneladas restantes se subieron a un segundo transporte. Por su parte, los biólogos solo pudieron tomar muestras, porque el cuerpo en su conjunto era inutilizable.