marín es uno de los municipios del área que está en el nivel máximo de alerta por la incidencia de casos confirmados en siete días. Este domingo se registraban 97 positivos, dos menos que el sábado. El médico de familia del centro de salud de Marín Carlos Alberto Názara Otero (Sanxenxo, 1954) cree que hay una cierta estabilización, pero apela a la prudencia y a no bajar la guardia.
-La segunda ola está siendo peor que la primera en Marín. ¿Cómo valora la situación?
-Con toda la prudencia del mundo, porque esto puede cambiar en dos días, parece que estamos en una fase de meseta con tendencia a ir bajando. Desde luego no estamos en el pico de subida. La situación tiende a estabilizarse, con casos puntuales, pero no hay brotes grandes.
-¿De dónde proceden los nuevos contagios?
-Hay muchos infectados de fuera del municipio. Tengo una paciente que trabaja en Vilagarcía con síntomas y a la que le pedí la PCR. Podría ser otra cosa, pero también podría ser covid porque hubo un infectado en su lugar de trabajo. En mi cupo llegué a tener once positivos y ahora tengo cinco, y dos más pendientes. Una paciente oncológica se contagió en el brote del Provincial y ella después contagió a toda la familia, pero afortunadamente ya todos están de alta.
-Marín tuvo dos brotes importantes en un edificio y en un barco. ¿Se gestionaron bien?
-Marín tiene un problema añadido que es un puerto muy importante. En el caso del barco [el Sanamedio] se actuó bien y el aislamiento tanto en casa como en el barco se cumplió. En el caso del edificio fue más complicado y hubo que recurrir a la vigilancia policial. Eran personas de fuera, con otras costumbres y a veces no es fácil.
-¿Se tomó alguna medida en el centro de salud tras el positivo de un médico del PAC?
-El PAC es una unidad independiente, aunque estamos en el mismo edificio. Hasta donde yo sé, el compañero dio positivo en el test de antígenos, pero después dio negativo en la PCR, por lo que todo parece indicar que fue un falso positivo.