La odisea de los 69 refugiados del Este que en 1948 un barco remolcó al puerto de Marín
MARÍN

Un estonio, hoy capitán jubilado en Noruega, recuerda a sus protectores
13 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La vida de Ants Lepson (Estonia, 1934) es como el guion de una película y su vinculación y la de otros 68 refugiados de Europa del Este con Marín, en los años inmediatos al fin de la Segunda Guerra Mundial, es un episodio que muy pocos recuerdan en la localidad gallega. Marín les brindó su protección en su huida de Stalin hacia la libertad que esperaban encontrar en Estados Unidos. El puerto pontevedrés fue una escala en un periplo por el océano lleno de peligros e incertidumbre. Lepson, 74 años después, todavía lo recuerda con cariño desde su retiro en Noruega, país donde tuvo una notable trayectoria como capitán y disfruta de reconocimiento como pintor de marinas.
La madeja de la olvidada aventura de 1948 la empezó a desenrollar hace años un marino vasco, Ricardo Sagarminaga, que en un viaje por Noruega trabó amistad con el viejo capitán estonio. En aquel momento Sagarminaga no tenía ni idea de quién era Lepson y fueron otros marineros noruegos quienes le hablaron del respeto y el prestigio que infundía.
«Los noruegos se sorprendieron porque es un señor de muy pocas palabras y a nosotros nos ayudó con nuestro barco y nos invitó a tomar un café en su casa», relata. Había una razón, que en aquel momento desconocía, pero que era la clave para alcanzar al capitán estonio. Se trataba de un barco español. «Cuando hablamos con él descubrimos que tenía adoración por España», apunta el marino vasco. Y entonces les narró la historia.
La familia Lepson vivía en Estonia, un país que fue ocupado por los nazis y por los soviéticos. La breve independencia de las repúblicas bálticas en el período de Entreguerras se difuminó como si nunca hubiese existido. Los Lepson lograron alcanzar Suecia y allí embarcaron en el Prolific, que zarpó de Uddevalla en julio de 1948, con 69 personas a bordo, entre adultos y niños. La huida fue arriesgada, por una Europa que todavía se lamía las heridas de la Segunda Guerra Mundial y donde había millones de desplazados.
A punto de naufragar
El Prolific recaló en la costa inglesa, en Dover, y de allí enfiló a América. Sin embargo, la travesía atlántica resultó ser más difícil de lo previsto. A la altura de Galicia, una tempestad azotó el barco. Sagarminaga comenta como Lepson le explicó que habían visto la muerte de frente. Creían que iban a naufragar. Entonces, las luces de un barco les dieron esperanza. Resultó ser un pesquero que los remolcó y trasladó a su puerto base: Marín.
La Voz de Galicia informó a sus lectores, con la parquedad de datos propios de aquel momento histórico, sobre la arribada. «Huidos de Estonia llegaron a Marín», titulaba. «Figuran entre los tripulantes varios matrimonios y catorce niños menores». Tras su estancia n puerto, siguieron rumbo a Madeira y arribaron a Estados Unidos, donde el barco fue apresado por las autoridades, no por ser de refugiados, sino porque había demasiada gente a bordo, remarca Sagarminaga.
El nombre del pesquero es una incógnita. En Marín, la saga del Prolific cayó en el olvido. Con excepciones. Manuel Domínguez es uno de los pocos que sí lo recuerda. «Estaba atracado no muelle vello, onde están agora os contenedores. Era onde atracaban as parellas e o barco dos refuxiados estivo unha chea de tempo alí», subraya Domínguez. «Nós iamos pasear e viamos o barco. Era un tipo veleiro e aínda era grande. Estaba cheo de xente, había moitos rapaces e recordo que eran rubios. Escapaban de Rusia», sostiene.
Domínguez no estaba en el barco que remolcó al Prolific, ni sabe el nombre que Sagarminaga y el propio Lepson querrían recuperar, para darle las gracias a los descendientes de aquellos que se apiadaron de aquel grupo de refugiados que escapaban en busca de la libertad que se les negaba en su tierra natal.