Pontevedra registra más habitantes que en el 2012, aunque menos que el año pasado
24 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Poio y Marín son la cara y la cruz de la evolución del padrón de habitantes en la última década, según los datos que recientemente hizo públicos el Instituto Nacional de Estadística (INE). Poio está entre los concellos que mejor se comportan en cuanto a incremento de población en la provincia de Pontevedra. Entre el 2012 y el 2022 su padrón subió de forma continuada salvo en una única ocasión, el 2017, cuando perdió cien vecinos. Hubo otro dato negativo en el 2020, pero la variación osciló solo en nueve personas, lo que prácticamente dejó ese registro sin cambios perceptibles. En cambio el ascenso poblacional de Poio se nota en la perspectiva que da una década. No es un incremento espectacular, pero con casi tres cuartas partes de los municipios de la provincia en caída libre, un aumento siempre es bienvenida. Hace diez años Poio tenía 16.642 vecinos. La cifra oficial de vecinos que aprobó el INE para el 2022 es de 17.276.
En el otro lado de la situación, Marín es el municipio más grande de la comarca donde la caída ha sido imparable. La población marinense no está estancada, sino que decrece. En el 2012 había 25.562 vecinos y presumía de ser el tercer casco urbano de la provincia de Pontevedra. Hoy esta cifra se ha reducido a 24.034 y su posición en la escala de cascos urbanos de la provincia también. La circunstancia de Marín es especialmente alarmante, porque solo entre el 2021 y el 2022 descendió en unas 200 personas. Si la tendencia no se revierte, Marín podría bajar por primera vez de los 24.000 habitantes, cuando la villa empezó el siglo con una tendencia alcista. La proximidad de Pontevedra, que parece haber sido una baza a favor de padrón de Poio, no lo está siendo en Marín.
Tampoco lo es en Bueu, donde se arrastra también pérdida de vecinos, tanto en el margen de una década —en el 2012 eran 12.373 personas— como al comparar el 2021 con el 2022, con 11.987 y 11.978 censados respectivamente. No es una caída tan acusada como en Marín, pero existe. Todo lo contrario ocurre en el resto de la comarca de O Morrazo, donde Vilaboa gana habiantes, subiendo a más de seis mil el año pasado —hace una década estaba cerca pero no llegaba a este valor—, mientras que Cangas no ha dejado de aglutinar población y crecer, afianzando su posición como capital comarcal.
En la ría de Pontevedra, la comarca de O Salnés tiene un saldo positivo en comparativa de hace diez años en casi todos sus municipios, excepto en Meaño y Meis. En el caso de Sanxenxo, por ejemplo, su crecimiento ha sido más tímido, pero es perceptible estadísticamente. En el 2012 estaban empadronadas en Sanxenxo como primera residencia un total de 17.604 personas. La cifra cayó durante los años siguientes, para empezar a remontar lentamente y acelerarse en los últimos ejercicios. En el 2021, Sanxenxo llegó a los 17.635 habitantes y este año se contabilizaron 17.760 vecinos. La tendencia es alcista.
La capital y el interior rural
En Pontevedra capital, la gráfica poblacional se asemeja a las jorobas de un camello, con curvas descendentes en los años 2015 y 2021 y un incremento en los ejercicios intermedios. Pontevedra tuvo su pico poblacional registrado en la década en el 2020 con 83.260 personas, y en la actualidad, con 82.828 vecinos, según el INE, sigue por encima de los que tenía hace diez años, que eran 82.684.
En el interior de la comarca pontevedresa se encuentran como casos significativos A Lama y Ponte Caldelas, en el sentido positivo, y Campo Lameiro y Cerdedo-Cotobade en el negativo. Aunque ninguno de estos concellos tiene ahora más vecinos que hace diez años, sin embargo, sobre todo en A Lama, hay un fenómeno de retorno de los emigrantes que podría compensar las pérdidas graves de la década. Entre el 2021 y el 2022 subió en 89 personas, llegando a los 2.499 habitantes. Campo Lameiro es el concello menos poblado y el único que baja de las dos mil personas.