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«Básicamente, detectó las mentiras de la gente»

Alfredo López Penide
LÓPEZ PENIDE PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

Raúl Villamarín asegura que las microexpresiones o las pupilas delatan a los mentirosos.
Raúl Villamarín asegura que las microexpresiones o las pupilas delatan a los mentirosos. Capotillo< / span>

Observando las microexpresiones, la voz, el tono cutáneo o la pupila, el pontevedrés Raúl Villamarín acierta a determinar si su interlocutor está faltando a la verdad

25 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Asegura que «mis amigos no me mienten ni de coña», como tampoco lo hace su familia. Y es que Raúl Villamarín Rodríguez se podría considerar como un detector de mentiras humano: «Básicamente lo que hago es detectar las mentiras de la gente, pero también cuando lo hace y por qué».

Este vecino de Poio, vinculado al gabinete multidisciplinar Orienta, dirigirá en marzo un curso que, aunque abierto a toda la ciudadanía, está especialmente dirigido a personal de los cuerpos de seguridad o a profesionales relacionados con el Derecho. Allí, los asistentes recibirán nociones que, según explicó Villamarín, se basan en la observación de «microexpresiones, la respuesta cutánea y de la voz, la respuesta verbal y no verbal. Me baso en el estudio de las emociones humanas».

El pontevedrés, que se formó en los Estados Unidos, asegura que «las microexpresiones no se pueden controlar», además de que «si estás pendiente de ellas, no lo vas a estar de la respuesta cutánea o de la pupila, que, cuando mientes, se dilata». El problema es que tales signos aparecen también cuando se trata de mentiras piadosas o en aquellos casos que se busca evitar un mal mayor.

Raúl Villamarín asume que habilidades como la suya, en algunos casos, pueden suponer un lastre social. No obstante, matiza que «cuando se crea un vinculo emocional con alguien es muy complicado pararse a analizar a esa persona. Tratas de darle confianza y te puedes llegar a dar cuenta de que te miente, pero lo dejas de lado. No le das importancia».

Lo sabe por propia experiencia. Estudiando en la India mantuvo una relación personal con una chica, quien «sabía lo que hacia y ella también jugaba con eso. Ya no mentía. La gente se acaba acostumbrando».

En otras ocasiones, -«muchas veces», apunta-, son sus conocidos los que acuden a él para conocer si sus parejas los engañan. En caso de confirmarlo, «busco la manera de que no les afecte tanto. Si es un amigo mío y sé que le va a doler, igual le digo la verdad, igual se la escondo o igual se la amenizo un poco».

¿Y si hablamos de política? Su respuesta, contundente: «El actual presidente del gobierno no es un mentiroso experto, ya que cuando lo ha hecho se le ha notado perfectamente. A priori, y lo digo porque lo he conocido en persona en Bruselas, el señor de la coleta que todos conocemos... La mitad de las cosas que ha dicho no es que sean mentiras, es que ni él mismo se las cree. Si no te crees lo que estás diciendo, aunque no sea mentira, para qué me lo dices a mí, se contradice a sí mismo. Zapatero y Rubalcaba solían ser los reyes del mambo».