El inmueble ha sido ocupado y ha sufrido toda clase de vandalismo y saqueos
03 nov 2016 . Actualizado a las 13:46 h.Ya poco queda del esplendor con el que abrió sus puertas hace más de tres décadas al paso de la PO-308, en las proximidades de lo que hoy es el Centro de Daño Cerebral y Neurociencias Miguel Domínguez. El interior del Hotel Los Castros es más propio de una película de terror de serie B que de un establecimiento hotelero del siglo XXI.
Un mero vistazo permite atisbar colchones y somieres tirados de cualquier forma, muebles destrozados, puertas de madera arrancadas de sus sujeciones, cristales de ventanas en añicos y residuos de toda clase campando a sus anchas por los suelos de lo que antaño, aparentemente, fue el aparcamiento de superficie. Otro tanto se puede decir del acceso al párking subterráneo. En los accesos a las distintas dependencias, las cerraduras de la puertas presentan signos más que evidentes de haber sido reventadas, así como se han arrancado partes del falso techo para, de este modo, acceder al cableado de la instalación eléctrica, que, en principio, brilla por su ausencia debido a más que probables saqueos y episodios de vandalismo.
De la fachada interior ya no queda rastro apenas de ninguna ventana, mientras que la recepción que daba paso al interior de este establecimiento parece haber sido escenario de una revuelta. Todo lo que podía haber tenido algún tipo de valor económico ha desaparecido, incluido el pasamanos de las escaleras, mientras que lo que, en principio, no tendría salida en el mercado, caso de los vetustos ordenadores, ha sido concienzudamente destrozado.
Los vecinos de este entorno no solo lamentan el abandono y confirman las sospechas de saqueos, sino que advierten de que es un espacio donde es habitual ver pernoctar a indigentes.
Sin embargo, al hotel aún le queda la que podría ser su última esperanza. El Juzgado de Primera Instancia número uno de Pontevedra ha confirmado su subasta por un importe inicial de 1.856.400 euros.
En el lote, además del hotel con sótano, recepción y cinco plantas, se unen otras propiedades, entre apartamentos, plazas de garaje e, incluso, una casa con una superficie de unos novecientos metros cuadrados. De hecho, las fuentes consultadas, tras precisar que en su momento la propiedad fue embargada, resaltaron que este establecimiento disponía de plantas para dormitorios de los huéspedes del hotel, pero también otras destinadas a apartamentos.