El pasado 30 de mayo se cumplieron catorce años del asesinato de la joven Yasmina Soto-Quiroga Peralba, de 17 años de edad. Su caso aún estremece a la población de Marín y especialmente a la parroquia de Seixo, donde residía la muchacha. Como todos los días, aquel 30 de mayo de 1988, Yasmina salió de su casa temprano para coger el trolebús que la llevara a Pontevedra, localidad en la que estaba trabajando. Nunca llego. Tres meses después, el 26 de agosto, un individuo, que paseaba por los alrededores del Lago de Castiñeiras acompañado por varios familiares, se internó entre la arboleda para satisfacer sus necesidades fisiológicas. Allí, medio oculto entre la maleza, se encontró de forma brusca e inesperada con el cuerpo de la joven en un muy avanzado estado de descomposición. Al lado del cadáver estaban varias prendas de vestir de la muchacha, así como su documento nacional de identidad. Desde un primer momento, la investigación policial apuntó a un joven camarero, amigo de la muchacha, que incluso llego a ingresar en prisión y a ser procesado como presunto asesino de la chica. Sin embargo, nada se pudo probar y las pruebas existentes contra este camarero eran meros indicios circunstanciales, según indicaron fuentes cercanas al caso. En su día, la madre de Yasmina Soto-Quiroga explicó a la Policía que su hija había salido de su casa a primera hora, aunque algo retrasada. No descartó que, ante la posibilidad de perder el trolebús que le trajera a Pontevedra, hubiera hecho auto-stop. En este punto de la historia apareció la figura del camarero. Este joven relato a los investigadores que había recogido a su amiga y la había dejado para que cogiera el trolebús. Al parecer, fue la última persona que la vio con vida. Todo apunta a que, posteriormente, fue recogida por «alguien» cuando hacia auto-stop. Detective privado Ante el escaso avance de la investigación policial, la familia Soto-Quiroga decidió contratar los servicios de un detective privado, pero tampoco pudo aportar ninguna prueba concluyente. Sólo sembrar de dudas la coartada dada por el camarero. En la actualidad, la familia de la joven trata de continuar con su vida sin olvidar el pasado. Pero tampoco desea rememorarlo, esto ha llevado a los parientes de la joven a declinar la posibilidad de realizar cualquier tipo de declaración cuando este periódico se puso en contacto con ellos. Tras catorce años, Marín aún no se ha recobrado del suceso. Es un tema recurrente en multitud de conversaciones y todo el mundo se pregunta quién fue el asesino de esta joven de 17 años.