Con la doble función de aula de divulgación y espacio científico, el observatorio de Cotobade es la única instalación diseñada para la observación directa del universo en el entorno de Pontevedra. Este equipamiento se alza sobre montes comunales, cedidos por los vecinos de Carballedo, y su financiación, a cargo de una subvención de Industria, la gestionó la asociación cultural Cañón de Pau. Su delicado telescopio americano y una cúpula movible, fabricada por la firma italiana Gambetto está a disposición de los vecinos y visitantes a través de la asociación astronómica Sirio, de Pontevedra. Este colectivo organiza visitas guiadas, previa cita en el teléfono 679 802 452, y pondrá en marcha una actividad de libre acceso los primeros sábados de cada mes en el propio observatorio.
El portavoz de Sirio, Ángel Valverde Pampillón, explica que una de las ventajas que tiene esta instalación frente a otras semejantes es la oportunidad de poder utilizar el telescopio directamente. En otros observatorios, el ojo no se pone directamente en el instrumental, sino que se utiliza un monitor que reproduce los objetos celestes enfocados.
La cúpula tiene capacidad para unas quince o dieciséis personas, por lo que las observaciones se pueden realizar en grupos. Cuando el número de visitantes es superior, se organizan turnos.
Ausencia de luces
La estructura del observatorio de Cotobade es muy sencilla. Se trata de un edificio de pequeñas dimensiones que se alza en lo alto de un monte bajo rodeado de otras alturas más elevadas. De esta forma, el entorno suprime el efecto de las luces de los núcleos de población y las carreteras, dando opción a un cielo más adecuado para su escrutinio con un telescopio. «En Pontevedra es imposible ver un cielo como el de aquí en Cotobade», precisa Valverde. El telescopio está integrado en el edificio, pero no está apoyado en sus mismas bases, sino que tiene una columna con un cimiento específico y separado.