Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Patata gigante busca huevos

paula m. gestoso PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Gumersindo Barrio muestra en su bar la pata (de 842 gramos) cultivada por él mismo en Bora.
Gumersindo Barrio muestra en su bar la pata (de 842 gramos) cultivada por él mismo en Bora. capotillo< / span>

Barrio expone en su bar el tubérculo a la espera de convertirlo en tortilla

21 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Ochocientos cuarenta y dos gramos. Ese es el peso del nuevo hallazgo de Gumersindo Barrio Montero. Podría ser un perro, o quizás una calabaza. Pero no. Se trata de una patata. Un tubérculo que sin ningún tipo de tratamiento especial ni sulfato, «solo con abono natural y mucho cariño a la hora de cultivar», ha conseguido desenterrar de su huerta el dueño del bar O Canastro.

Pero si el peso parece lo más curioso, la cosa cambia cuando la patata además no muestra la forma habitual de este tipo de tubérculos. En una maduración extraordinaria bajo tierra, ha adoptado una forma humana. Mr. Potato deja de ser el juguete más vendido del mundo para exponerse también en el bar pontevedrés durante estos días. Una pequeña cabeza, con su cuerpo y pequeños bultos que asemejan brazos, solo le falta el bigote y las gafas para completar todos sus complementos. Un detalle que parece sorprender a todos los que por el bar pasan, puesto que «tiña visto patatas grandes, pero non vira nunca algo con esa forma. Dá pena comela», comenta una de las clientas que se encuentra atónita ante el monumento allí expuesto.

Barrio, ourensano de nacimiento y pontevedrés de adopción, afirma haber tenido siempre una afición especial por cuidar la finca que tiene en la parroquia de Bora, en Pontevedra, «más que nada porque el sabor que le da a la comida que preparo en mi establecimiento las hortalizas, los huevos y todo aquello que yo obtengo con mis cuidados no se puede comparar a lo comprado», comenta orgulloso sin soltar la patata de entre sus manos.

Aunque nunca le había sucedido una situación similar, bromea con haber nacido en la tierra de las patatas y, por lo tanto, darles un trato y una plantación que no acostumbran en las Rías Baixas. Ahora, tras unos días al público, la patata tendrá el destino para el que fue plantada: ser comida. «Una tortilla con este extraterrestre que tengo en mis manos -refiriéndose a la asombrosa patata- y unos huevos de las gallinas que cuido también en mi terreno será el plato estrella. Será de quitarse el sombrero. Algo tan grande y con tanta personalidad solo puede saber delicioso», cuenta entre risas.

Mientras esto no sucede, el dueño del bar ha querido seguir ampliando su colección. Por eso, un amigo le ha llevado al establecimiento un limón que tampoco cumple con los cánones del tamaño de la fruta cítrica. Aunque encontrar algo así es más habitual que el caso del tubérculo, la fruta también atrae la atención de quien por allí se pasa. «Claro que llama la atención tener en una estantería dos productos de la huerta de estas dimensiones, pero mi Mr. Potato está haciéndole sombra al limón, no todos los días a uno le sale una pequeña persona de la huerta», explica riendo.

Barrio no se cansará de plantar. Ahora confía en que cualquier otro día sea una hortaliza o una verdura la que salga con unas proporciones «para alimentar a una familia con solo un ejemplar», bromea.