
Emotiva inauguración del parque urbano que llevará para siempre el nombre de la viuda de Bóveda
11 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.«Faltan uns minutos e teño valor por vós, pola terra, por todos. Vou tranquilo». Resulta emocionante leer la carta que Alexandre Bóveda escribió a su mujer, Amalia Álvarez, unas horas antes de ser fusilado el 17 de agosto de 1936. Pero escucharla de viva voz resulta todavía más estremecedor por la fuerza, la determinación y el enorme cariño por su familia que encierran las palabras del galleguista.
La lectura de esta carta fue uno de los puntos fuertes del homenaje que ayer rindió Pontevedra a la familia Bóveda Álvarez con motivo de la inauguración del parque que llevará para siempre el nombre de Amalia, la mujer a la que aquella madrugada de hace casi 80 años los fascistas dejaron viuda con cuatro hijos pequeños y una quinta que nacería a los pocos meses.
El parque Amalia Álvarez, en el polígono de A Eiriña -con salida, simbología reconciliadora del destino, a la calle Filgueira Valverde-, cuenta desde ayer con varios magnolios, el árbol favorito de Amalia. Por culpa de la lluvia, una vez plantados los árboles y descubierta la placa conmemorativa, el acto se traslado al centro social de O Gorgullón.
Además de la carta, también se leyeron poemas escritos por Bóveda y por Amalia Álvarez. Pero el momento álgido fue la intervención de esa quinta hija, la única que permanece viva. «O sufrimento en si non é un valor -dijo, emocionada y emocionando al centenar largo de asistentes-. Sufrir por construír e defender, aínda nas peores circunstancias, unha convivencia democrática e unha sociedade baseada na defensa dos dereitos humanos, a paz e a liberdade, si é un valor».
Con el parque inaugurado ayer, el callejero de Pontevedra suma el nombre de su madre como hace unas meses incorporó el de Josefina Arruti, otra mujer represaliada por la dictadura. Ambas forman parte de ese ambicioso proyecto «A memoria das mulleres», impulsado por el Concello para que la historia de esas madres, hermanas novias o esposas injustamente tratadas en vida no caiga en el olvido. «A suma do noso pasado máis o noso presente -concluyó Amalia Bóveda Álvarez- será o resultado do noso mañá. Grazas nai, grazas pai, por ensinarnos a sumar».