
Manuel Quiroga es conocida por los pontevedreses como «la calle de los comercios», aunque también sufre la crisis
09 feb 2017 . Actualizado a las 16:51 h.En las placas que marcan su inicio y su final se lee Rúa de Manuel Quiroga. Debajo, compartiendo protagonismo, especifican: «Antigamente Rúa da Pratería». Pero no importa mucho lo que digan las señales. Hace muchas décadas que los pontevedreses se refieren a ella como la calle de los comercios, y así seguirá para gran parte de la ciudad. La otra, si escucha esa referencia, buscaría con la mirada Benito Corbal. Aún así, el corazón de la zona monumental sigue llevando el nombre de su violinista más conocido. Buena prueba de ello es el nombre que todavía conserva la pequeña vía peatonal que la une a la plaza de Curros Enríquez: Travesía do Comercio. Para los escépticos.
En ella se alza imponente después de 162 años la sede del Liceo Casino, dando paso a otra de las vías históricas, la rúa Princesa, y a la praza do Teucro, otro de los espacios más emblemáticos de la ciudad. Casi frente a ella, el Colegio San José llena cada mañana y cada mediodía la zona de niños correteando y de madres y abuelos con los ojos clavados en ellos mientras intentan compatibilizar la vigilancia con alguna otra actividad. Varios restaurantes y taperías se reparten el tramo de la calle más próximo a la plaza de Curros Enríquez entre sus especialidades: menús del día con lentejas famosas, setas cocinadas con todo tipo de recetas y combinaciones y quesos de infinitas variedades.
Los comerciantes y los vecinos lo saben, y por eso son quienes más miman a su violinista: las campañas de promoción la llenan de paraguas, la calientan con prendas de ganchillo y la adornan con carteles en los que se presentan a sus potenciales clientes. Eso es lo que se ve cada día del año, no hace falta elegir una fecha especial. De ahí que prácticamente todos los locales están ocupados y activos. Como siempre. Manuel Quiroga albergó algunos de los negocios con más tradición de la ciudad.
De toda la vida
De hecho, uno de los pocos que sigue cerrado desde hace varios años, la Eléctrica Moderna, cobijó en su momento una sombrerería, una confitería y el antiguo colegio San José; y el actual comercio de pizzas y pastas, Almacenes Olmedo, antigüedades Altamira, una zapatería y Casa, entre otras.
O es lo que ocurre, al menos, mientras el sol luce -por encima o por debajo, es lo único que varía-. Porque una vez que la luna toma posiciones, la praza do Teucro, los alrededores del Liceo y la calle paralela, Charino, sustituyen la tranquilidad por ocio nocturno.
Entonces, ¿es Manuel Quiroga la mejor calle para poner una tienda? Los comerciantes no lo tienen tan claro. Lo achacan a la situación global, a la crisis y, en ocasiones, a lo sombrío de la vía. En verano los turistas pasean por el casco viejo y entran con facilidad en las distintas tiendas, pero cuando llega el invierno «la gente no sale», argumentan.