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El rey de los gitanos niega una estafa con la venta de una furgoneta

l. p. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

LÓPEZ PENIDE

Sinaí Giménez arropó a su hermano, Juan Paulo, en el juicio

22 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Timador o víctima de una venganza. Estas son la cara y la cruz del juicio que sentó ayer en Pontevedra a uno de los hijos del proclamado rey de los gitanos acusado de un delito de estafa por el que el fiscal solicita un año.

La acusación mantiene que, entre febrero y marzo del 2014, Juan Paulo Giménez Jiménez pactó la venta de una furgoneta isotérmica de segunda mano con un carnicero. Este, supuestamente, le entregó cinco mil euros en efectivo por el vehículo, pero el encausado, con la excusa de confeccionar un recibí, se ausentó del bar donde formalizaron la transacción y ya no regresó.

El denunciante explicó que si tardó en denunciar estos hechos fue porque habló con el padre del acusado y le convenció de que le irían pagando poco a poco. No ocurrió así, aseguró a preguntas del fiscal.

«Nunca traté de venderle una furgoneta». Fue la respuesta de Juan Paulo Giménez a las acusaciones, al tiempo que dejó entrever que era víctima de una vendetta que tendría su origen en un partida de carne en mal estado que, según afirmó, le vendió el denunciante. Este lo rechazó: «Nunca le vendí carne».

Giménez Jiménez añadió que una abogada denunció a su restaurante después de que hubiese pedido un plato de picaña y terminase con un diente roto. Sostuvo que intentó devolver la mercancía, a lo que su interlocutor se habría negado por lo que tuvo que tirarla a la basura. En este marco, Juan Pablo reconoció ante el juez que le pidió explicaciones al denunciante y terminó agrediéndole. «Hice lo que tenía que hacer como hombre y le pegué un sopapo delante de todo el mundo».