Francisco Llovo: «Hoy se exige tener un tratamiento y una solución al problema de suelo pélvico»

PONTEVEDRA CIUDAD

El urólogo subraya que las matronas son una pieza fundamental en su prevención
24 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Pontevedra celebró ayer la tercera Jornada de Suelo Pélvico. El doctor Francisco Llovo Taboada (Santiago, 1955) está al frente de la unidad de urología funcional y suelo pélvico del CHOP. El urólogo aborda la próxima creación de una unidad multidisciplinar específica de suelo pélvico en el área sanitaria y cómo se deben afrontar estas patologías, tanto en mujeres como en hombres.
—Lleva treinta años en la unidad, pero el reto es crear una multidisciplinar específica de suelo pélvico. ¿Cuándo será?
—La única unidad de suelo pélvico que ha habido en Galicia desde siempre y hasta hace muy poco, dos o tres años, era la que organicé yo. La única unidad que ha habido es la de Montecelo desde siempre. He intentado implicar a los ginecólogos y los fisioterapeutas, sobre todo, pero nunca lo he conseguido. Los ginecólogos están muy ocupados y no han tenido tiempo para esto. Aunque la pieza más fundamental para el suelo pélvico, sobre todo en la mujer, es la matrona, para la prevención de estos problemas. La prevención es la base.
—¿Qué falta entonces para que se concrete esa unidad específica?
—Se va crear cuando el servicio de rehabilitación pueda asumir su parte del problema. El asunto es que la rehabilitación del suelo pélvico la hacemos los urólogos, yo desde hace treinta años, pero porque no conseguido que rehabilitación y fisioterapia asuman su parte, ni los ginecólogos. Hasta ahora el problema era que no tenían ni espacio físico ni personal formado para hacerlo. Ahora ya tienen varios fisioterapeutas formados para hacer la rehabilitación, pero todavía no tienen espacio donde realizarlo. Pero parece que ya, en muy poco tiempo, tendrá el servicio de rehabilitación de Montecelo una zona específica para el suelo pélvico.
—¿Hay mucha demanda?
—Tenemos una lista de espera desmesurada y en ese momento podremos atender encantados a todos estos pacientes.
—Las consultas de suelo pélvico, tanto las primeras como las sucesivas, crecieron mucho el pasado año. ¿A qué se debe?
—Esto es un problema de salud pública. La gente con los años empieza a pensar que orinarse a los 60 años no es normal. Es algo que complica la calidad de vida y empiezan a demandar muchísimo más esta atención. Hasta ahora se pensaba, como mi abuela se orinaba, mi madre también se orinó y yo, como tuve hijos, me toca también orinarme. Ahora se valoran mucho más estas cosas y exigen tener un tratamiento y una solución.
—Afecta a mujeres mayores de 40 años, pero también a hombres que han sufrido una intervención radical de próstata. ¿Actúan igual?
—Es una enfermedad oculta sobre todo en las mujeres, que lo han ocultado siempre. El año pasado tratamos a más de 300 pacientes con una media de edad de 60 años. Cuanto más mayor, más difícil de tratar. En el caso de la mujer afecta a las que han tenido partos. Asociado al parto se generan defectos en las estructuras musculares y estos defectos son los que condicionan la aparición de lo que las pacientes llaman vejiga caída, que se llama cistocele, que es lo que causa la incontinencia. A partir de ahí, unas pacientes vienen porque notan un bulto, que es el cistocele, y se orinan, y otras simplemente notan el bulto. Todos estos problemas son por debilidad del suelo pélvico, una musculatura que tendría que estar tonificada y mantenerla bien. Con los partos se daña, como luego no se rehabilita aparece esa vejiga caída, que no es más que una hernia de la vejiga a través de la vagina.
—¿Cuáles son los signos de alerta? ¿Acudir pronto puede evitar cirugías?
—Esos escapes de orina, la urgencia a la hora de orinar, tengo que ir ya sí o sí porque si no me lo hago encima, y el notar ese bulto en la vagina. La progresión de los escapes siempre es la misma. A la paciente que ha tenido dos hijos, porque ahora nadie tiene cuatro, después del segundo parto empiezan a escapársele unas gotas al estornudar o al reírse. Es muy típico. Con el tiempo, si esos músculos no se rehabilitan, poco después le puede pasar al toser o al caminar. A los 40 años andan con el salvaslip, después la compresa y a partir de los 60-70 el pañal y ya no hay remedio.
—¿Cuándo hay que empezar?
—La posibilidad de rehabilitar la musculatura del suelo pélvico es desde pequeños. En los países asiáticos hay una prevención por parte de las abuelas, que enseñan a las niñas pequeñas a manejar el suelo pélvico. Por eso en esos países suelen tener muy buen suelo pélvico.
«En el hombre, una gota y está en consulta al día siguiente»
—Aquí no seguimos entonces el ejemplo de los países asiáticos...
—Aquí no se ha rehabilitado ni se ha hecho nada. Nadie le ha explicado a la gente que ahí hay unos músculos que sirven para estas cosas y que el no utilizarlos lleva a la atrofia. Que es lo vemos luego con el tiempo, esa atrofia muscular que genera cada vez más atrofia y más problemas.
—¿Qué tipo de ejercicios son recomendables para fortalecer esa musculatura y prevenir?
—Después de tantos años ya sé que un papel de estos que te dan por ahí donde te explican unos ejercicios de suelo pélvico no sirve para nada. Hay que ir a un profesional que sepa de suelo pélvico, que enseñe a utilizar un músculo concreto. Cualquier rehabilitación que se haga de los músculos de la pelvis, las caderas, va bien, como hacer pilates e hipopresivos. Eso no va mal, pero para rehabilitar el suelo pélvico hay una musculatura concreta.
—¿La sanidad pública dispone de esos profesionales?
—Hasta ahora como el servicio de rehabilitación no podía hacerse cargo de estos pacientes en el área de Pontevedra, aparte de nosotros lo hacen los fisioterapeutas privados. Somos urólogos y tenemos un tiempo muy limitado para estas cosas. Los fisioterapeutas saben rehabilitar bien el suelo pélvico, aunque es un área específica que requiere de una formación concreta.
—Los hombres también sufren problemas de suelo pélvico. ¿Para ellos también es tabú?
—No es tabú, en absoluto. Una gota y está en la consulta al día siguiente. En los hombres no hay tabú, ese oscurantismo que tienen las mujeres con este problema, sobre todo las de cierta edad, no se da. En el hombre el problema está asociado siempre a una intervención radical, la prostatectomía, que se realiza por cáncer de próstata. El hombre y la mujer tenemos dos esfínteres que controlan la salida de la orina, en los hombres que se operan de próstata por cáncer una de esas dos válvulas se elimina y al quedar una sola el grado de retención es menor, sobre todo, asociado al peso abdominal. La mayoría mejoran con unos ejercicios parecidos a los de la mujer, aunque va a depender del grado de lesión que haya quedado. Hay que enseñar a manejar el músculo concreto con un aparato de electromiografía a través de unos electrodos en el periné.