
Impulsó la orquesta de la CRTVG y puso la banda sonora a Sempre Xonxa, de Chano Piñeiro. Natural de Ferrol, falleció a los 64 años en Pontevedra
28 jun 2022 . Actualizado a las 17:35 h.El adiós de Marcial Prado Barro deja huérfana a la orquesta Televisión, era su teclista, pero también quien se encargaba de organizar buena parte de los bolos que este verano los llevaría de gira después de que la pandemia castigase las verbenas. Era feliz delante de un teclado, el que tocó encima de los escenarios de la TVG y de las cientos de verbenas que animaba. Hace más de 30 años cofundó con Carlos Ferrant la orquesta de la TVG para poner música en vivo en la televisión y componer muchas de las sintonías del canal autonómico. Empezaron como un grupo, pero dieron el salto auna orquesta pequeña para acompañar los programas con una calidad musical, que él defendió hasta el final. «Estuvios nueve años con esa orquesta, Marcial era el teclista, pero también era compositor y arreglista», recordaba este martes su amigo y compañero en esa etapa, Carlos Ferrant.
Hace apenas dos semanas que estuvieron juntos. «Estaba perfecto, como siempre, pero algo tocado de la salud porque tenía las defensas bajas y con el covid era muy precavido», señala con tristeza su amigo. Juntos dieron forma a buena parte de la actividad musical de Galicia movidos siempe por ofrecer algo distinto y de calidad.
Esa forma de trabajar y sobre todo, esa pasión por la música, le llevó a poner la banda sonora en 1989 de Sempre Xonxa, de Chano Piñeiro. Quienes trabajaron con él lo recuerdan por sus ganas de hacer de la música gallega algo eterno, pero también por dar vida a las verbenas versionando grandes temas. Con la orquesta Televisión estaba preprando un verano cargado de bolos. Hasta el 2012 compartía con Carlos la dirección musical, pero en la última década llevaba él solo las riendas del grupo, además de ser su teclista y arreglista. «Se presumía que iba a ser un verano de normalidad, ya habían hecho una primera gala y tenían un verano lleno de actuaciones», recuerda su amigo Carlos, que no solo resalta su excepcionalidad en los teclados, sino que «Marcial tenía, como muchos artistas, esa personalidad propia y una calidad humana única». Falleció el pasado 25 de junio en Pontevedra a los 64 años y como recogía su esquela «por una vida llena de partituras, hechas de sueños y armonías. Con que vas a soñar ahora y que nuevas armonías serán tu guía. Qué corta fue la rapsodia de tu vida».