Las obras de la Casa Consistorial de Pontevedra revelan elementos ocultos que serán recuperados

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Un arco cegado durante 80 años volverá a ser una pieza central del inmueble

02 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«El edificio nos está hablando, y nuestra obligación es escucharlo incorporando pequeños ajustes que no cambian la esencia del proyecto». La arquitecta Gracia Amandi —una de las socias del estudio U+A, que además de elaborar el proyecto ejerce la dirección de obra de la rehabilitación de la Casa Consistorial de Pontevedra—, explicó de esta manera las modificaciones que permitirán incluir ciertos elementos del edificio que quedaron ocultos tras la reforma de los años 40 del siglo XX y que ahora vuelven a salir a la luz. La idea es recuperarlos e integrarlos en la nueva vida del inmueble diseñado por Alejando Sesmero e inaugurado en 1880.

El más llamativo es un arco de piedra que da acceso al interior una vez que se cruza la entrada por la Rúa Alhóndiga, y que permaneció cegado durante 80 años. Desde las escaleras principales, quedó oculto tras la placa que en su día rememoraba una visita de Franco y que posteriormente se sustituyó por una inscripción alusiva a la obra de Sesmero.

El arco quedará ahora al descubierto y permitirá dar más luminosidad a la entrada desde Alhóndiga ya que se elimina una entreplanta que se añadió en los años 40 y también cegaba dicho elemento. Se valora la posibilidad de construir una pasarela para facilitar el acceso de un lado al otro del inmueble una vez que se eliminó ese forjado.

Precisamente, se pretende que esa sea la entrada «de diario» al edificio una vez que se reabra. La puerta que da a la plaza de España quedará para recepciones y actos oficiales. Más o menos ese era el diseño que ideó Sesmero, ya que cuando se construyó el edificio, en los años 80 del siglo XIX, la vida de la ciudad se hacía «intramuros», y el acceso habitual a la Casa Consistorial era el de Alhóndiga.

También se recuperarán algunos elementos localizados en el sótano de un inmueble que en esa reforma de hace ocho décadas sufrió una transformación muy profunda para adaptar un inmueble concebido en el último cuarto del siglo XIX a las necesidades de la administración local a mediados del XX.

La rehabilitación que se ejecuta ahora permitirá devolver el uso institucional al inmueble y hacerlo accesible mediante la instalación de un ascensor. «Queremos que volva a ser a casa do pobo —señaló el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG)—. Estamos moi ilusionados. Imos recuperar un edificio histórico, que terá un uso público onde faremos os plenos, as vodas, as recepcións».

La obra la ejecuta la UTE formada por la pontevedresa Ramírez y la portuguesa Revivis, especializada en rehabilitación de edificios históricos, y tiene un coste de algo más de 1,3 millones de euros. El plazo de ejecución es de doce meses, por lo estará rematada en el verano del año próximo. Pensar que el edificio pueda reinaugurarse con el acto de la toma de posesión de la nueva corporación municipal en junio del 2023 se antoja quizás un pelín justo de tiempo.