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Menús del día a diez euros, una excepción en Pontevedra: «Hay clientes que piden solo el primer plato y el segundo se lo llevan para la cena»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Eva García, responsable del Bar Rossli, en Pontevedra
Eva García, responsable del Bar Rossli, en Pontevedra Ramón Leiro

Los restaurantes de comida casera de la ciudad han incrementado un euro sus servicios de mediodía

01 feb 2023 . Actualizado a las 19:26 h.

Encontrar un menú por debajo de los diez euros en Pontevedra es una tarea difícil. Cada vez más. Pero haberlos hailos, como las meigas. El alza de los precios no es ajeno a estos restaurantes que cada día dan servicio en sus salones a más de medio centenar de clientes que tienen como obligación comer fuera de casa. Para ellos, romper la barrera de los diez euros supone un golpe al bolsillo, pero saben cuánto ha subido la cesta de la compra sin necesidad de utilizar la calculadora. Pagan, en muchos casos, un euro más, pero necesitan sentirse como en casa cuando se llevan el tenedor a la boca.

Los restaurantes preferidos por los obreros tienen menús desde los nueve a los 12 euros en Pontevedra. El Bodegón Arca es el más económico. A pesar de que bastan nueve euros para comer, subió uno respecto a hace un año. Este local de San Antoniño rompe la media del menú del día en una ciudad donde hace falta, como mínimo un billete de diez euros para comer. «En Casa Elvira hacemos malabares para poder servir todavía el menú a diez euros», decía hace unos días Begoña Sarandeses. Han tenido que aumentar un euro el precio para capear la inflación, como también lo han hecho en Novo Soto, Casa Durán o el Bar Rossli, tres clásicos del menú. Estos cinco negocios de comida casera reconocen que el secreto para convertir esta opción en rentable está solo en servir un gran número de platos cada día.

La subida de precios ha llevado a muchos clientes a dosificarlos. Tanto es así que en Casa Elvira preparan para llevar un primer plato por 3,30 euros o si se prefiere solo el segundo, 6,30. Y la demanda ha aumentado. «No se puede imaginar nadie la cantidad de gente que viene solo a por un plato», explica Sarandeses. Esta posibilidad que abrió el confinamiento ha venido para quedarse en las casas de comida tradicionales.

Eva García dirige el Bar Rossli con su marido. Este miércoles de la cuesta de enero prepara alitas de pollo con ensalada y fabada de primero, y de segundo lasaña de carne, luras con patata o raxo. «Solo lo servimos al mediodía, pero hemos tenido que subirlo hasta los diez euros», apunta. En su caso, la oferta de plato único es de nueve euros. «Es más abundante al ser solo uno, pero le añadimos igual bebida, postre o café. Algunos se comen el primero y se llevan el segundo para la cena», Explica García sobre cómo sus clientes también se han apretado el cinturón.

En esa lista de precios asequibles para comer fuera de casa está María Luisa Martínez. La dueña del Novo Soto es el alma de su cocina. Su buena mano entre fogones resucita a peregrinos y obreros. Ubicado en el trazado urbano del Camino Portugués es un buen termómetro del tirón del año santo.

Peregrinos y obreros

Novo Soto ha llegado a servir en verano más de cien menús. Le costó tomar la decisión de subir un euro, pero era insostenible. Por once euros ayer había potaje de alubias, sopa, huevos gratinados y daba vueltas a una cuarta opción para el primer plato. Eran todavía las diez de la mañana y esa cocina estaba a pleno rendimiento. De segundo tenía dudas con uno de los platos, pero tenía claro el resto de posibilidades: codillo al horno, pollo en salsa y parrillada de pescado.

En su casa también el plato único está a nueve euros, pero María Luisa es como una madre para sus clientes. «Si no quieren los dos platos, se pueden llevar uno para cenar en casa», apunta sobre una tendencia en auge sobre todo cuando uno de los dos es contundente. En Novo Soto los callos de los jueves son sagrados. Por seis euros la ración, reparte decenas de ellos para comer fuera, un take away tradicional que se cuela en las casas de comida de toda la vida.

Muy cerquita del local de María Luisa Martínez está Casa Durán, un bar con más de 50 años de historia, que hace tres empezó a ofrecer el menú del día por petición de sus clientes. Carolina Villamil, su responsable, ha seguido la estela de sus compañeros y subió el menú del día hasta los 12 euros. «No es un aumento muy grande, pero más no se puede hacer. La suerte es que siempre estés en equilibrio y un día sobre, pero al siguiente se venda todo», apunta Villamil, que como el resto de sus compañeras solo sirve menús del día entre semana. El sábado y domingo ya hay opción de carta, aunque lo fuerte es de lunes a viernes.