El bajo donde se guardan coches clásicos en Pontevedra: ¿dónde está el límite entre lo privado y lo público?

PONTEVEDRA CIUDAD

El mal estado de la propiedad no agrada a la comunidad de vecinos del edificio de la avenida de Vigo, número 30. Dicen que hay un problema, pero que la solución es difícil
16 ago 2023 . Actualizado a las 10:58 h.En el centro de Pontevedra y en una zona de mucho tránsito peatonal dada su proximidad a las estaciones de autobuses y de tren. Un bajo pegado al portal de un edificio guarda desde hace años un buen número de coches clásicos pertenecientes a una colección privada. Están situados en el número 30 de la avenida de Vigo de la ciudad, con dos parcelas sin edificar, una a cada lado, que tampoco están bien cuidadas. Quizá a más de uno le habrá llamado la atención el estado exterior del bajo y el de los vehículos, que puede apreciarse con solo acercarse a la cristalera y echar un ojo. Aunque un letrero prohíbe fijar carteles, se ve que han sido muchos los que se han pegado en el escaparate del bajo. Quedan restos entre grafitis y varios tablones de madera que se han colocado para tapar los huecos dejados por cristales rotos. En uno de los laterales del bajo, que tiene más de mil metros cuadrados, se observan hasta siete coches. Además del polvo que acumulan, se ven ruedas pinchadas, carrocerías oxidadas y hasta algún vehículo sin luna o sin capó.
¿Se puede tener un bajo en esas condiciones? A tenor de lo que ocurre en la avenida de Vigo número 30, sí. Desde el Concello de Pontevedra se limitan a señalar que no consta ningún expediente de disciplina urbanística abierto por este caso. Uno de los propietarios del local, Javier Paz Andrade, declinó comentar la situación argumentando que se trata de una propiedad privada. Desde la comunidad de propietarios del edificio remiten a la administración de fincas. La gestoría no tiene inconveniente en trasladar la opinión de los residentes. Una portavoz indica cuál es el sentir de los vecinos del inmueble: «No es la mejor situación posible y claro que les gustaría que el bajo estuviera en buenas condiciones y si tuviera actividad, mejor». Hacen hincapié en que la comunidad poco puede hacer porque, aunque los coches no se mueven y su estado empeora, no se trata de una actividad insalubre, nociva o peligrosa. Insisten, no obstante, en que la falta de seguridad hace que puedan acceder personas al inmueble para robar piezas y que la posibilidad de que se pueda producir un incendio es pequeña, aunque existe. «Se han puesto tablas para evitar que la gente entre, pero son medidas precarias que precarizan más, cuando lo que se necesitaría es un buen lavado de cara», ponen como ejemplo.

Desde la administración de fincas afirman que el propietario del bajo está al corriente de pago con la comunidad, por lo que intentar algo por esa vía no procede. Lo que sí trasladan es que el Ayuntamiento de Pontevedra podría tomar alguna medida, como sí está regulado en construcciones nuevas. «El Concello tiene algo que hacer en bajos como el de nuestro edificio que da a la vía pública y en otros, exigiendo unos mínimos como sucede en la zona vieja», dicen. También apuntan que cada cierto tiempo se dirigen al Concello para que adecente las dos parcelas sin edificar que existen a ambos lados porque son un foco para las ratas. Desde la administración de fincas dejan una reflexión en forma de pregunta para el debate: «¿Dónde está el límite entre el interés privado y el público? El Concello quizá debería replantearse algunas normas urbanísticas y hacer un listado de lo que la gente puede hacer con su propiedad o no. Hay, por ejemplo, demanda de vivienda y se podría habilitar en plantas bajas». Concluyen que en el número 30 de la avenida de Vigo hay «un problema» que no se puede negar, pero que la solución es «difícil».