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«Los niños en el comedor del colegio prueban de todo. El que en casa no come, aquí palea guisantes»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Una de las monitoras de Arume, la empresa que gestiona los comedores escolares de todos los comedores públicos de Pontevedra.
Una de las monitoras de Arume, la empresa que gestiona los comedores escolares de todos los comedores públicos de Pontevedra. Ramón Leiro

Los más pequeños son los menos reticentes a meter algo nuevo en la boca y al día se sirven quince variedades distintas del menú por intolerancias y dietas, tal y como cuentan desde la empresa que gestiona los comedores escolares en Pontevedra

14 sep 2023 . Actualizado a las 09:01 h.

A las 13.30 horas, las mesas están más que preparadas en el colegio Álvarez Limeses de Pontevedra para que, en cosa de media hora, los niños crucen la puerta y tomen asiento. Es el segundo día de comedor y les espera un menú compuesto por crema de calabaza, ragout de cerdo en salsa de soja con patatas y fruta. ¿Triunfará? El equipo del comedor, las seis monitoras —cinco mujeres y un hombre— y la coordinadora, Olalla de Favorecido, de la empresa Arume, lo tienen clarísimo: «Seguro que se lo comen. Aquí los niños comen de maravilla». Empieza así una charla que seguramente le guste escuchar a muchos padres. 

Mientras supervisa que todos los cubiertos, platos y vasos estén en orden y muestra los hornos de regeneración en los que se guardan las bandejas perfectamente cerradas que en un rato servirán a los críos, Paloma, una de las monitoras, tira de experiencia y explica: «Los niños en el comedor prueban de todo. El que en casa no come, aquí palea guisantes. Escuchamos la misma historia ocho mil veces, de madres y padres que te dicen que en casa no comen y sin embargo aquí no hay ningún problema». Uno de sus compañeros apostilla entonces: «Le dices a muchas madres que sus hijos aquí comen lechuga tranquilamente y no te creen». 

Los más pequeños, los mejores

Todo el equipo del comedor insiste en que prácticamente todos los niños comen bien, pero coinciden en que es a los más pequeños los que menos les cuesta probar sabores y texturas nuevas. Y destacan que «aquí prueban sin problema, no les influye un hermano que a lo mejor en casa come peor o ver a algún adulto que no se come algún ingrediente».

Aún así, Olalla de Favorecido, que coordina todos los comedores de Pontevedra, señala que a veces cuesta introducir alimentos porque los niños están acostumbrados al «sota, caballo y rey». Aluden a que casa a veces se evitan ya elaboraciones que se presupone que les costarán más. Y pone el ejemplo de las frutas: «En cuanto nos salimos de la manzana, la pera y el plátanos los niños te preguntan ya qué es eso que les ponen. A muchos les das un paraguayo o una nectarina y no las conocen. Pero suelen acceder a probarla».

Los colegios sirven hasta quince menús distintos al día por dietas e intolerancias 

El curso escolar está en marcha. Y, al menos en el caso de Pontevedra, todos los comedores escolares también. La ciudad del Lérez es un caso atípico en ese sentido. El hecho de que la Federación de Asociación de Pais e Nais de Pontevedra (Fanpa) gestione los comedores de 19 centros escolares públicos hace que en todos los colegios se coma exactamente lo mismo. Se trata de un servicio de cátering que sirve la empresa Arume. Eso sí, aunque se trata de un menú único que elabora una nutricionista —y que suele rondar las 700 calorías—, estos platos se llegan a servir al día con al menos quince variaciones distintas. ¿Por qué? Por las intolerancias y dietas que tienen algunos niños y que obligan a adaptar lo que se les sirve.

Desde la Fanpa dan un listado de las quince variaciones que hacen del llamado menú basal, que en un momento dado pueden llegar a ser bastantes más porque hay pequeños que tienen más de una intolerancia y por tanto hay que cruzar las dietas para ellos. Cada día, se sirven, además del menú básico, las siguientes variaciones: platos sin gluten (para celíacos), sin cerdo, sin carne, sin fructosa, sin frutos secos, sin huevo, sin proteína, sin lactosa, sin leguminosas o sin pescado. Asimismo, también hay dietas hipocalóricas, de fácil masticación, laxantes o sin sal. Para contar con estos menús especiales los padres deben justificar su necesidad debidamente, con un certificado médico. Desde Arume señalan que para intentar que haya las mínimas diferencias posibles entre lo que comen unos y otros niños siempre se trata de hacer variantes del menú principal sin cambiar, de ser posible, radicalmente el plato. 

Desde la Fanpa señalaron que el primer día de colegio acudieron al comedor 657 alumnos y ayer, la segunda jornada lectiva, fueron ya 679. Apuntan que la progresión suele ser muy grande a lo largo del mes de septiembre y creen que en octubre se rondará la cifra de mil matriculados en los comedores, lo que supondría volver a cifras similares a las de antes de la pandemia.

Este año los padres de Pontevedra, al igual que los de casi todos lados, se enfrentan a una subida de precios contundente del comedor escolar. Pese a que este servicio cuenta con una subvención universal del Concello para todos los usuarios, el precio se incrementó nueve euros al mes con respecto al año anterior. Se pagan por día 5,68 euros, lo que tomando como referencia 17,5 jornadas por mes sale a 99,4 euros. En el 2019, hace solo cuatro años, se pagaban 75,60 euros.