Una cafetería para perros con parque de bolas para ellos en Pontevedra: «Ahora son un hijo más en una casa»

PONTEVEDRA CIUDAD

Este negocio pionero incluye tienda de animales, peluquería canina y bar
08 feb 2025 . Actualizado a las 19:29 h.En este local de Pontevedra es tan habitual oír un ladrido como una conversación. Es la primera cafetería hecha para que los perros sean los protagonistas. Rompe con las tiendas tradicionales de animales y aunque Wabu es eso, cuenta también con una peluquería canina y con una segunda planta muy novedosa. Un parque de bolas sorprende a los perros, pero sobre todo deja boquiabiertos a sus «tutores», que no dueños, como insisten los impulsores de este negocio. Estaban cansados de ver cómo se les prohíbe la entrada en muchas tiendas y restaurantes o tienen que quedarse amarrados a las puertas de los establecimientos, así que después de una vida vinculada al sector, decidieron dar un paso al frente y lo que durante años fue un restaurante es ahora un negocio pensado para los animales.
«La frase que más escuchamos cada día es 'qué guay'», señala Rubén Rivas, gerente de Wabu Pet shop. En esa segunda planta, cubierta por un suelo de césped artificial, las mesas están dispuestas como una cafetería cualquiera. Las hay altas y bajas, algunas de ellas como si fuesen las del salón de casa. Sofás y sillas rodean a muchas. Entre ellas corretean perros, que se acercan a saludar a a los clientes, no solo a quienes los llevaron hasta allí.

Aunque en el centro de la sala hay un parque de bolas para los perros, sus puertas están siempre abiertas y corretean juntos. El espacio es suyo. «Es un área de snack para que los tutores vengan a tomar algo, mientras los perros juegan, pero también puedes venir si no tienes perro. El ambiente es maravilloso», explica Rivas.Hace poco más de una semana que abrieron sus puertas y en es tiempo han pasado por Wabu todo tipo de razas, desde doberman, a bordier collie, husky, caniches o yorkshire. Todos corren por la cafetería y juegan con las bolas. «Algunos son más tímidos, otros interactúan desde el principio, pero el otro día vino uno que su tutora decía que era agresivo con otros perros y sin embargo, acabo jugando por el local sin problema», añade su gerente.

Esta iniciativa surge de una forma de entender la vida de los socios de Wabu. Ya en Venezuela trabajaban en la industria de la salud animal. Hace años que llegaron a Galicia y mantuvieron siempre activo ese negocio vinculado a las farmacéuticas animales. Para ellos un perro no es solo una mascota, es «una pieza más del núcleo familiar». En el restaurante que tenían antes en este mismo edificio de la calle Oliva, ellos dejaban entrar a los perros, pero al no sentirse cómodos se escondían debajo de la mesa. «Al ver eso, pensamos en montar un lugar para ellos. Adaptar el espacio para que sean los protagonistas, ahora es un lugar para compartir con ellos», explica Rubén Rivas, que reconoce que el cambio en el trato a los perros es global.

Después del covid fue cuando ellos, relacionados desde hace años con el sector, notaron el verdadero cambio. «Ahora el perro es un hijo más de la casa, está integrado en la familia», apunta. Ellos siguen a rajatabla esa máxima. Y es en esa apuesta que hacen cuando piensan en dar un servicio de guardería. Por ahora no lo son. Pero dan pasos. «Si tienes que ir a hacer un recado puede quedarse aquí un ratito, no más de una hora, hora y media. Así no se quedará en casa o en la calle, que no me gusta nada ver eso», comenta Rubén Rivas, que trabaja con frecuencia en una de esas mesas que están junto al parque de bolas para perros.