
Ocho exalcaldes de Sanxenxo formaron una asociación para confraternizar una vez al año, eso sí, sin hablar de política
08 jun 2016 . Actualizado a las 07:57 h.La mesa no era redonda y los copones para degustar el vino albariño ocupaban el lugar de las espadas, pero si Camelot tuvo al rey Arturo, Sanxenxo también contó durante muchos años con sus Caballeros de la Mesa de Piedra. Este inusual colectivo extraoficial -no daban publicidad a sus reuniones- fue rescatado del olvido gracias a uno de sus protagonistas, José Luis Rodríguez Lorenzo, que publicó en su perfil de Facebook la sorprendente foto, que ya es histórica por irrepetible, y en la que se ven a ocho exregidores de Sanxenxo, con el que entonces tenía el bastón de mando, Telmo Martín. Los Caballeros de la Mesa de Piedra se crearon en 1999 como una oportunidad de reunir a los exalcaldes de Sanxenxo para pasar una tarde de confraternidad y sin política. Lejos de las tensiones del rifirrafe municipal, los antiguos alcaldes vieron que no solo podían tolerarse unos a otros, ideologías políticas aparte, sino que podían incluso respetarse y ser amigos. A fin de cuentas, todos eran vecinos del mismo municipio y habían servido con el mismo objetivo: el progreso de Sanxenxo y el bienestar de sus vecinos.
De esta forma, en O Catadoiro, en una finca de Leopoldo González Agís, se reunían los antiguos mandatarios José Luis Rodríguez, Elisardo Balboa, José Ramón Guisasola, Ulpiano Vilavedra, José Antonio Nieto, Antonio Paulino Pérez y Miguel Ángel Botana. Para posar en las fotos, se sacaba brillo a la medalla edilicia y portaban el bastón de mando que se les otorgó el día que juraron o prometieron su cargo.
Escena irrepetible
«Yo creo que hoy en toda España sería difícil hacer una reunión como esta con tantos», recalca Rodríguez. Desde luego, en Sanxenxo ya no. Cuatro han fallecido y fue precisamente la muerte de Leopoldo González en el 2014 la que puso fin a las reuniones de la cofradía de exalcaldes. Martín, por diversas razones nunca llegó a integrarse en este colectivo, y a Catalina González no le dio tiempo porque dejó el Concello el año pasado.
Al rememorar estas reuniones, surge la pregunta inevitable. ¿Y de qué hablaban cuando se juntaban aquellos que tuvieron toda la responsabilidad en el gobierno local? Pues de las cosas más normales de la vida cotidiana. Las siglas políticas no traspasaban el umbral de la puerta de O Catadoiro. «Charlábamos de todo menos de política. Hablábamos de la vida en sí, escapábamos de las cosas del municipio, porque está claro que cada uno las vería de diferente color», resalta Rodríguez.
¿El resultado? El sabor de boca que les quedaba después de aquellos encuentros era bueno. «Pasábamos una tarde agradable», resalta el exregidor. Alejado de la política activa, Rodríguez señala que no era tan difícil conectar con sus otrora rivales. «Todos sabemos lo difícil que es gobernar», concluye.