Yudite dos Reis cultiva en Padriñán, destina un mes a unirlas y lleva más de una década ganando la Feira da Cebola
06 sep 2017 . Actualizado a las 10:50 h.Yudite dos Reis (Agua Revés, Portugal, 1960) tiene su mérito. Ha ganado once años consecutivos el concurso a la ristra más larga en la Festa da Cebola de Sanxenxo. Empezó en el 2006, con una ristra de 64,80 metros de largo, que se ha quedado un valor muy modesto comparado con los más de 338 que llegó a entrelazar en dos ocasiones, el año pasado y el 2015. Para este verano optó por una propuesta más pequeña, de 229 metros. Claro que lo de pequeña es relativo. A ella le llevó un mes elaborar esta ristra, a cuya confección sacrificó muchas horas desde finales de junio hasta el pasado lunes.
Esta vecina de Padriñán nació en una parroquia próxima a la localidad lusa de Chaves y acabó en O Salnés, donde trabajó en Dena hasta que hace unos 34 años se casó en Sanxenxo con Álvaro Martínez. Ella se ha integrado perfectamente a la vida de Sanxenxo. Su acento no delata un origen portugués, sino que podría pasar perfectamente por gallega de toda la vida. Es una de las caras habituales en la plaza de abastos de la localidad, donde vende productos del campo desde hace más de veinte años. Todo lo producen las fincas que tienen en varios lugares de Padriñán: «Patacas, leitugas, cebolas, tomates, pementos», añade. No hay duda de que tiene buena mano con la huerta porque su puesto en la Festa da Cebola, bien surtido, fue toda la mañana un río de visitantes y compradores. Algunos lo hacían por curiosidad, por ver qué vendía una ganadora tan veterana de la fiesta agrícola sanxenxina. Pocos se resisten a su sonrisa y buen trato y la mayoría de los que pasaron por su puesto se llevaron algo en la cesta.
Ella explica que la vida del campo no es precisamente coser y cantar. «Da moito traballo, pero da, hai que regar as fincas e hai que coidalas, sacarlle as herbas, e así», relata. «Eu paso toda a tarde desde as cinco ata a noite nas fincas e hai días que veño á casa cando é de noite», precisa.
Un día, sin ningún motivo especial, decidió competir por la ristra más larga. «Empecei cuns metros e xa o collín como unha tradición porque se non o fago, sería como se me faltase algo», bromea.
Trabajo de madrugada
¿Y cómo se consigue elaborar una ristra tan descomunal? Hay que verla para darse cuenta del enorme esfuerzo. Desplegada en el suelo parece un tapiz y es uno de los objetivos más fotografiados por visitantes y vecinos durante la Festa da Cebola.
«Vai en trenza, coa espadana, e dáselle a volta á cebola, porque senón o fas, cos meneos que ten ao movela, sóltase», aclara. ¿Cuánto dedica cada día a esta larga sucesión de cebollas entrelazadas? Depende de cuánto se proponga hacer y del tiempo del que disponga. Este año empezó a finales de julio y pasó todo agosto, «polas noites ata as dúas ou as tres da madrugada, un pouco cada noite», matiza.
Ella parece que no le da mucha importancia a la gesta, pero para que se den una idea. Una cebolla no es que pese mucho al moverla, ¡pero más de 200 metros de ristra sí! Ella estima que la de este año anda entre los 400 y los 500 kilos. Sea lo que sea no hay más que ver la alfombra de cebollas para darse cuenta de que no es fácil de mover. Para el traslado de la casa a la Praza dos Barcos precisa del auxilio de un tractor, que trae su hermano desde Meaño. La ristra para el concurso del pasado lunes la cargaron por la noche, con la ayuda de siete personas, entre familiares y amigos.
A pesar de toda su experiencia y de sus muchos años al frente de tan compleja tarea, Yudite baja a Os Barcos cada año con cierta inquietud. ¿Habrá sido capaz de elaborar la ristra más larga? ¿Habrá quien se le haya adelantado? Este año, aunque enorme, no era de las más largas que ha confeccionado. Cuando se acerca el día admite sentirse «nerviosa ata que chega a feira e vexo as cebolas no chan». Dice que algunos de sus vecinos bromean con ella y que siempre le dicen, a modo de broma, «mira este verán vaiche saír competencia». Eso la desasosiega porque, «xa que me esmerei tanto alomenos que sexa a primeira, ¿non?», pregunta con una sonrisa. Pues sí, un año más, once para ser más exactos, logró su objetivo.