





Un retablo pintado del siglo XVII y una cruz de una orden religiosa militar son algunas de las piezas más atractivas
15 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Miles de personas pasarán delante de la iglesia vieja de Sanxenxo estos días festivos, sin darse cuenta de los pequeños secretos que oculta este templo y que están relacionados con la celebración religiosa de la Semana Santa. Para empezar, vale la pena justo al entrar, fijarse en la primera capilla a la derecha, bajo la advocación de la Soledad. Allí hace cuatro siglos, se pintó un retablo al fresco en la piedra. Era más barato y cumplía la misma función. En muchas iglesias de la comarca las pinturas se encalaron y sencillamente se picaron a conciencia, pero en el caso de Sanxenxo todavía se pueden ver sus restos en distintas partes del edificio.
Fíjese en el arco que rodea toda la capilla. Desde su base y a lo largo de toda la estructura, en una sucesión de cuadrados, se desarrolla todo un conjunto pictórico relacionado con la Semana Santa. Se representan instrumentos relacionados con la pasión y muerte de Cristo según la tradición católico romana. El paso del tiempo ha hecho mella en las pinturas y en algunos de estos cuadrados el deterioro dificulta acertar qué contienen. En otros se puede percibir sin grandes dificultades.
Así pues, en la zona más alta del arco se exhiben el paño de la Verónica, el cáliz de la última cena —popularizado desde el Medievo como el santo grial—, la cuerda que ató a Cristo, los clavos, y con paciencia se pueden buscar, entre otras, las viñetas que representan las escaleras usadas en el descendimiento o el gallo que anunció la negación de Pedro.
También sin salir del templo antiguo, pero en esta ocasión dirigiendo nuestras miradas al altar mayor, ponga su atención en la parte más alta del retablo de madera. Allí, medio oculta por la estructura de madera, pero todavía perceptible en tres de sus cuatro brazos, hay esculpida una cruz de Jerusalén, propia de la orden religiosa del Santo Sepulcro. ¿Qué hace este símbolo militar medieval, de una orden religiosa contemporánea con los templarios, en una iglesia sanxenxina?
El historiador local José Manuel Abel desvela las claves de su presencia. Este emblema es sin duda la de Jerusalén, porque a su diseño de cruz latina —los cuatro brazos miden lo mismo—, se le suma una corona de espinas. Abel destaca que no es que hubiese una orden religiosa militar en Sanxenxo en el pasado, sino que es un símbolo también que hicieron suyo los seguidores de la devoción franciscana.
José Manuel Abel incide en que la promoción de la Semana Santa, tal y como hoy se conoce en la comarca, se debió precisamente a un franciscano del siglo XVI, fray Juan de Navarrete, que murió a consecuencia de un accidente en Portonovo. Otro ejemplo de esa primitiva Semana Santa es la imagen articulada de Cristo en O Santo, hoy bastante modificada.
Por último, en la iglesia vieja de Padriñán también merece la pena ver un obra del escultor Maximino Magariños. Se trata de un Cristo yacente, una imagen que fue donada en 1919 a la iglesia de Padriñán por el que fue alcalde de Sanxenxo, Ramón Orge Pérez