Ensayando un futuro retiro

SANXENXO

Juan Carlos I, esta semana alejándose del puerto de Sanxenxo, a la caña del Bribón
Juan Carlos I, esta semana alejándose del puerto de Sanxenxo, a la caña del Bribón ADRIÁN BAÚLDE

Juan Carlos de Borbón gusta de Sanxenxo, donde disfruta de privacidad para compartir tiempo con los amigos y su deporte favorito, a pesar del actual suflé mediático

23 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En su larga y azarosa vida, probablemente, Juan Carlos de Borbón no habría esperado que, llegado a los 85 años, sus esperanzas de disfrutar de una tranquila vida de jubilado, después de abdicar en su hijo Felipe, estén circunscritas a su definitivo retorno de los Emiratos Árabes que posiblemente se materializará en unos meses. Siempre que no surja alguna causa judicial, derivada de otra anomalía con el fisco que motivase un nuevo retraso. No siendo así, cada vez parece más posible que el anterior rey opte por asentarse en Sanxenxo, al menos para pasar largas temporadas de asueto, aprovechando la discreción que le ofrece el Real Club Náutico, presidido por su amigo Pedro Campos y donde dispone de un círculo de amistades con los que comparte la afición por la vela.

Es obvio que el anterior monarca presenta un evidente deterioro físico y un delicado estado de salud a causa de numerosas dolencias que ya motivaron veinte intervenciones quirúrgicas. Todos esos achaques recomiendan aminorar los viajes de Juan Carlos de Borbón y devienen en un manifiesto declive de quien fue durante muchos años rey de España.

Lejos del avispero de Madrid

Ocurre que presumiblemente Juan Carlos de Borbón está deseando, no solo volver definitivamente a España, sino retirarse a un sitio tranquilo donde vivir en este, su país. Ese anhelo encajaría con la probabilidad de que el rey padre pudiese establecer en Sanxenxo su residencia habitual de retiro. Lejos de la Villa y Corte, del avispero de Madrid y de todo el paroxismo político y periodístico que hay dentro de la M30, donde prevalece una miopía egocéntrica que dista mucho de cómo vemos las cosas en la periferia. Baste la mera comparativa de cómo afrontan informativamente la cobertura de esta nueva visita del rey Juan Carlos a Sanxenxo, los medios locales frente a la exageración y desmesura con que proceden los medios nacionales, particularmente las cadenas televisivas. Ese es el show mediático que tanto repugna en Moncloa e inquieta en Zarzuela. Pero hay que repartir responsabilidades. Don Juan Carlos ha venido esta última vez con un perfil bajo frente al circo de cámaras y micrófonos que le espera ya sea a la salida de la casa de Pedro Campos en Nanín; ya en los accesos al puerto deportivo de Sanxenxo.

Telmo Martín bien sabe que Juan Carlos de Borbón desea disfrutar en tranquilidad donde, como preconiza el alcalde, la discreción es un valor añadido. El regidor bien sabe que el rey honorífico ha elegido Sanxenxo en varias ocasiones clave en los últimos años. Pasó por aquí antes de partir a Oporto y tomar el avión que le llevó a ese autoexilio en Abu Dabi en el 2020. También eligió Sanxenxo para volver por primera vez de ese retiro, en mayo de 2022; y ahora tripite, en su afán de volver a España más a menudo y retomar lo que pretende ser una cierta normalidad en el país del que fue vecino y rey. Más allá de todo esto, la gente de Sanxenxo, de la provincia y de este entorno Rías Baixas, un destino preferencial de turismo de España, somos gente discreta que va a lo suyo. Dejamos hacer y vivir. Es nuestra marca. Ese entorno tranquilo del que Juan Carlos ha disfrutado en otras ocasiones, antes de sus problemas fiscales, idas y venidas.

Las dos partes

En suma, esta es una relación en la que ganan las dos partes: el rey honorífico que disfruta de sus amigos y de la vela en un entorno natural único; y Sanxenxo que vuelve a ser referencia en todos los medios de comunicación sin gastar un euro en promoción publicitaria. Vendiendo un destino excepcional y tranquilo. Como lo es para muchos, como banqueros, futbolistas, artistas, periodistas y otros famosos que vienen a descansar sin el asedio de paparazzis y pasando muy desapercibidos.

El PSOE busca sorpasar al BNG

En los 24 años que suman los seis mandatos de Miguel Fernández Lores como alcalde de Pontevedra, BNG y PSOE han mantenido una relación matrimonial de conveniencia que, nunca antes como en estos días, había dado lugar a unas tensiones tan fuertes. Asistimos al peor momento en el histórico de esas relaciones entre cónyuges que transitaron entre pactos; acuerdos para aprobar presupuestos municipales y gobiernos de coalición como el actual. A punto de expirar este último enlace, el afán de los socialistas por sacar la cabeza y marcar distancias con Lores, ha encabronado al regidor nacionalista, que había disfrutado de tres años y medio de tranquilidad gracias a la docilidad del anterior portavoz socialista. Véase el conformismo de Tino Fernández en asuntos como el cierre de Reina Victoria. La llegada de Iván Puentes ha destapado las hostilidades. El nuevo alcaldable del PSOE ambiciona descabalgar a Lores al que ve «agotado y amortizado» y pretende invertir la relación de fuerzas entre ambos partidos. Un propósito complicado después de que durante 24 años los votos al PSOE hayan servido para perpetuar a Lores.

Lo ocurrido con el anuncio de la dotación económica del plan Pontevedra flúe (25 millones de euros), realizado por Puentes, ninguneando al alcalde; y el empeño de la concejala Yoya Blanco de traer el mercadillo ambulante al centro han enfurecido al BNG.

El que aguarda sacar ganancia a río revuelto es el PP, consciente de que el desgaste de Lores y la quiebra del gobierno de coalición podrían otorgar a Rafa Domínguez una mayor esperanza de dar a la vuelta a la tortilla. Aguardemos a lo que pronostiquen los próximos sondeos electorales.