La leyenda argentina, a la que felicitó el Príncipe Guillermo, ha sido invitada a formar parte del paseo de la fama de Maracaná
20 dic 2022 . Actualizado a las 09:18 h.Desde Rosario a Catar e inundando todos los rincones del globo. Leo Messi es todo un conquistador. Su recompensa: el mundo entero a sus pies. Consiguió su tan ansiada Copa del Mundo en una edición en la que fue el gran protagonista. Dueño y señor de la Albiceleste. Si antes le definían como el mejor jugador del mundo, ahora quedan pocas dudas de ello. La muestra está en el reconocimiento recibido por leyendas, futbolistas, autoridades y afición. La Pulga ya ha ganado.
Con su oro colgado en el cuello se ha hecho eterno. Igual que el otro 10 de Argentina. «¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta..», gritó Víctor Hugo Morales en la narración del gol del siglo —el tanto de El Pelusa ante Inglaterra en México 1986—. El periodista uruguayo, con su improvisación por bandera, dejó una nueva frase para el recuerdo. «Príncipe de las alas doradas, enorme jugador de la historia, otra vez Aladino eterno. Aladino eterno frotando la lámpara y haciendo justicia. Sale el genio y tenía que ser Lionel, tenía que ser Messi el que la empujara e hiciera justicia», cantó tras el segundo tanto del delantero en la final.
Con el gol, Rosario se sumió en una locura que solo fue capaz de agrandar el último penalti de la tanda. Con el final, llegó el éxtasis. Las calles se inundaron mientras los rosarinos pedían a su Dios que jugase hasta los 95. «¡Un mundial más, Leo!», imploraban. Mientras en su ciudad seguía la fiesta, a 300 kilómetros, en Buenos Aires, una parte de la historia futbolística de Argentina vivía un momento único. Carlos Bilardo, pese a sufrir una enfermedad neurodegenerativa (síndrome de Hakim-Adams), siguió muy de cerca a su Albiceleste. «Lo hicieron feliz a él. Gracias», publicó en redes su hermano Jorge. El argentino fue el seleccionador en el Mundial de México 1986.
De leyenda a leyenda. Pelé, que atraviesa un delicado momento de salud, quiso acordarse de Messi: «Leo ganó su primera Copa del Mundo como se merecía por su trayectoria». Ronaldo Nazario también distinguió al jugador del Paris Saint-Germain por encima de todos los demás. «Una despedida digna para el genio que lideró una época», sentenció. No solo los dos exjugadores brasileños dejaron la rivalidad a un lado. Y es que Messi ha sido invitado a formar parte del paseo de la fama de Maracaná. El capitán de la Albiceleste podría tener su hueco en un feudo histórico.
Barcelona en el corazón
La Ciudad Condal siempre formará parte de la vida de Messi, y Leo de Barcelona. El domingo se concentraron en el Arc de Triomf 9.000 personas para apoyar al exjugador culé. Su nombre resonaba por todos los rincones.
En cuanto a los representantes de la Liga, Aguirre y Ancelotti quisieron dejar unas palabras de enhorabuena. «Ha sido un Mundial precioso que terminó con una final preciosa. Ha ganado porque tiene buenos jugadores y porque tiene al mejor, que es Messi», apuntó el preparador del Real Madrid. Por su parte, el técnico del Mallorca sentenció que Leo «ya se puede sentar en la mesa de los grandes».
«Gracias, equipo. El Mundial se ganó por representar de la mejor manera lo que es estar todos unidos, comprometidos y demostrando con hechos el sentimiento que todos tenemos por la selección argentina. La gloria solo es para los elegidos y ustedes lo son», escribió en sus redes el Cholo Simeone, que no dejó alusión alguna acerca del 10 del combinado sudamericano.
«¡Qué final!»
La enemistad entre Inglaterra y Argentina viene de lejos. Comenzó en la Copa del Mundo de 1966, la tensión aumentó con la Guerra de las Malvinas y llegó a su punto más elevado con la mano de Dios de Diego Maradona en el 86. Pese a ello, el Príncipe Guillermo no dudó en felicitar a la Albiceleste: «¡Qué final! Felicitaciones a Argentina y a Messi». «Bien merecido que Messi consiguiera su Mundial», añadió el primer ministro británico, Rishi Sunak. Hasta los enemigos se rinden a su talento. Messi ha ganado todas las copas posibles, el Mundial y siete Balones de Oro. Lo nunca visto. Ni Maradona, ni Pelé, ni Beckenbauer. Simplemente Leo.