Ana Mucholee, científica en paro, creó uno de los inventos más inverosímiles del siglo XXI: una máquina del tiempo.
El aparato era un móvil de teclas grandes: el 1 para la lluvia, el 2 para el sol, el 3 para el viento, el 4 para la nieve, el 5 para los tornados, el 6 para parar el deshielo de los glaciares, el 7 para el frío, el 8 para huracanes y el 9 para tormentas de rayos.
La primera vez que usó la máquina logró acabar con el deshielo de los glaciares, bajando la intensidad calorífica de la tierra provocada por el efecto invernadero, que hace aumentar el nivel del mar, escapándose de allí un montón de virus durmientes dañinos para el ser humano.
Luego consiguió que las lluvias torrenciales, causantes del desbordamiento de los ríos, no inundasen a medio mundo, afectando siempre a las clases sociales más desfavorecidas. Bajó su virulencia y también le ganó la batalla a la larga sequía que asolaba el Cuerno de África, tiñéndolo de verde para que el ganado de los pastores pudiese pastar sin pasar hambre.
Sus proezas llegaron a oídos de las multinacionales, que estaban con la mosca detrás de la oreja. Tras realizar sus pesquisas, dieron con ella, dándole un boli para que pusiese la cantidad que estimase oportuna para adquirirle su cachivache. Ella desechó la oferta porque sabía que en malas manos sería un arma mortífera, capaz de sojuzgar a la población mundial o derrocar gobiernos de una forma silenciosa y más barata.
En un intento de quitársela de en medio contrataron a sicarios para hacerse con la innovación. Fracasaron en su intento, ya que después de recibir su visita, decidió ocultar la máquina en un lugar arcano. Huyó hacia un lugar más alejado de la civilización, escribiendo una página nueva en su vida. Comprendió que la humanidad no estaba preparada para moldear a su antojo a la Madre Naturaleza. Por mucho que se pretendiese dominar, por muchos golpes que le diese para rematarla, resurgía con más brío que nunca, siendo a la vez más sabia y cruel.
Víctor García Carros. Auxiliar administrativo. 39 años. Oleiros.