20 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.
Ya me lo habían advertido: no tenía ningún sentido casarme. Intentaba convencerles de que nunca coincidiría con otra persona tan afín, pero me tachaban de egoísta. Sin embargo, no podrían impedir que diera el paso. Mi decisión era irrefutable.
Me arreglé con cuidado, enfundándome en mi vestido blanco y retocando el maquillaje. Los invitados ya estaban esperando en el jardín, donde había preparado todo para el evento. Y cuando me vi reflejada en el espejo, supe que nunca me arrepentiría de prometerme amor eterno todos los días de mi vida.
Sheila Acacio Andújar. 50 anos. Fuengirola.