En pleno auge de los «smart ring», la compañía japonesa lanza un dispositivo de estética sorprendente, pero sin conectividad o funciones avanzadas. ¿Quieres llevar un reloj en uno de tus dedos? ¿Y un aparato conectado que te diga cómo duermes?
27 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Los anillos inteligentes son los últimos aspirantes a revolucionar el estancado de la tecnología de consumo portátil. El móvil es el rey. Y lleva sentado en el trono muchos años, desde aquel ya lejano 2007 en el que Steve Jobs nos deslumbró con el primer iPhone.
Con la eclosión popular de la inteligencia artificial ha surgido una amalgama de pretendientes a cortar la testa coronada del smarpthone. O por lo menos a cercenar un trozo de su reino. Si en su día cayó el imperio romano...
Los bárbaros que intentaron cruzar el Rin el curso pasado son inventos como el pin de Humane AI, las gafas Vision Pro de Apple o el curioso Rabbit R1. Llamaron la atención, pero sin convertirse en aparatos de adopción masiva. Sí pueden conseguir ese objetivo los anillos inteligentes. ¿Por qué? Por varias razones, entre las que destacan la estética, ser fáciles de llevar, un amplio abanico de funcionalidades relacionadas con la salud y una filosofía de complementariedad: no aspiran a erradicar al móvil, sino a colaborar con él.
Reciben notificaciones, permiten descartar alarmas, responder llamadas o pausar la música que sirve el smartphone. También permiten hacer pagos en tiendas, gracias a la tecnología inalámbrica de proximidad NFC (que no necesita emparejamientos previos). Es decir, puedes pagar en el autobús o en el bar con él.
En el pasado Mobile World Congress de Barcelona Samsung presentó su anillo. Se trata de un dispositivo personal que permite monitorizar el sueño de forma cómoda, sin darte cuenta. Apenas pesa 3 gramos, está disponible en negro, plata y oro. Incorpora IA y una batería capaz de durar hasta 7 días. Sus sensores internos captan numerosos datos. Puede registrar el ritmo cardíaco, la tasa de respiración o los movimientos nocturnos, entre otros. Para sacarle todo el partido, hay que combinarlo con la app Samsung Health. Y cuesta 449 euros.
¿Vale la pena? Depende. En el mercado hay modelos más baratos con menos prestaciones (por favor, desconfía de las ofertas a precios de derribo de ciertas tiendas chinas). Y alternativas como la de la compañía sueca Oura, que lleva años trabajando ese mercado y ofrece productos capaces de medir más de 20 datos biométricos 24 horas al día, se carga en 80 minutos (con un cable USB-C) y puede funcionar una semana entera sin necesidad de enchufarlo otra vez. Fabricado en titanio, es «resistente al agua y a todo tipo de temperaturas».
No tiene tantas prestaciones -ni mucho menos- el último lanzamiento de la compañía Casio. El emblema de los teclados de los 80 y de los relojes digitales se ha atrevido a hacer una incursión en el mundo de los anillos con un producto muy llamativo. La empresa japonesa cumple cincuenta años. Y ha querido festejarlo con un homenaje a uno de sus modelos míticos, con estética vintage y clásica, pero con tamaño y forma de anillo.
El Casio Ring Watch ha sido fabricado con acero inoxidable. Te dice la hora, pero se coloca en el dedo, y no en la muñeca. Pesa 16 gramos. No es smart. No tiene conectividad, pero sí es funcional. Cuenta con luz y cronómetro. Y la pila en teoría dura unos dos años. Saldrá a la venta en breve en Japón, por un precio algo superior a los 100 euros. Si tiene éxito, ¿ayudará a popularizar a sus hermanos mayores inteligentes, esos que quieren ser el socio preferente del smartphone por delante de los relojes y otros cacharros?