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Gustav Klimt y su obra «El Beso» decoran las letras de Google

La Voz REDACCIÓN

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Klimt

El buscador ha querido rendir homenaje con un doodle artístico al pintor austriaco en el 150 aniversario de su nacimiento

23 jul 2012 . Actualizado a las 18:43 h.

Gustav Klimt nació el 14 de julio de 1862, hace exactamente 150 años, razón por la que el pintor modernista es hoy el gran protagonista de las búsquedas de Google. El gigante de Internet, fiel a su costumbre de rendir homenaje a grandes personalidades históricas, científicas y artísticas y a importantes acontecimientos que marcaron un antes y un después a lo largo de la Historia, dedica hoy un nuevo doodle al pintor austriaco Gustav Klimt, autor de la conocida obra El Beso. La pintura de Gustave Klimt, uno de los grandes representantes del movimiento modernista de la secesión vienesa, estuvo durante toda su vida empapada de una clara y característica inspiración por los desnudos femeninos, la sensualidad y el erotismo, que funcionan como constantes en cada una de sus obras, tal y como se puede apreciar en la recreación de su gran obra maestra, a modo de doodle, que hoy recibe a los usuarios de Google.

No es la primera vez que Google se acuerda con sus doodles del colectivo artístico. Antes de tener en cuenta a Gustav Klimt, Google ya lo hizo en otras ocasiones dedicando estéticos doodles -logos modificados- a otros pintores, entre los que figuran el cubista español Juan Gris o el artista callejero y grafitero Keith Haring. A estos doodles se le suman los últimos logos con los que Google quiso amenizar el día a sus usuarios, entre los que se encuentran el doodle dedicado a Gideon Sundback, inventor de la cremallera; el creado en honor del médico Ramón y Cajal; el doodle que homenajeó al egiptólogo y arqueólogo Howard Carter, descubridor de la tumba de Tutankamon; el tributo interactivo a Robert Moog y su gran invento, el sintetizador; el doodle con el que Google recordó a Peter Carl Fabergé y sus Huevos de Pascua y, el más reciente, el doodle creado en homenaje a Alan Turing, el gran matemático padre de la informática moderna, que simulaba una máquina Turing y ofrecía a los usuarios de Google una serie de enigmas que debían ir superando en el propio doodle para ser recompensados con las letras del buscador. En cuanto al doodle en el que hoy se pierden las letras de Google, el homenaje a Gustave Klimt se une a los doodles más sencillos, pero más estéticos de todos los creados por el buscador. Un lienzo, copia del original Beso que catapultó a la fama a Klimt y en el que el pintor austriaco quiso representarse junto a su gran amor Emilie Flöge ocupa la totalidad del espacio que normalmente ocupa el logo de Google. Como fondo de la romántica escena ilustrada en el doodle, se pueden apreciar las populares letras en los mismos tonos calientes y tostados que predominan en toda la obra de Gustav Klimt.

Gustav Klimt, el pintor del erotismo

Gustav Klimt no siempre tuvo claro hacia donde se dirigía su vida. Klimt, homenajeado hoy por Google, nació en un pequeño suburbio de la capital del entonces Imperio Habsburgo destinado a heredar la profesión de su padre, grabador de oro. Pero una beca y el innato talento de Gustav Klimt le abrieron las puertas de una importante escuela artística y de un nuevo mundo que le coronó como uno de los grandes representantes del historicismo vienés. Si algo sí tenía claro Gustav Klimt, que llegó a ser el pintor mejor pagado de su época, era su pasión por las mujeres y el universo femenino, su faceta sexual y arrolladora que Klimt se esforzó por plasmar con elegante pasión, gracias a la fuerza de las formas y los colores, en cada uno de sus lienzos, como el que hoy decora el doodle de Google. En una época de profundo esplendor para su país, Gustave Klimt dejó a un lado la arraigada costumbre del gremio artístico de reflejar la gloriosa realidad social, contenida y harmónica, y prefirió entregarse al placer y al exceso, sucumbiendo a la tentación de inmortalizar a sus amantes, sensuales símbolos convertidos hoy en día en verdaderos iconos, en cada uno de sus lienzos. No solo El Beso, bandera indiscutible de Klimt, representa la esencia de la pintura del vienés. A su famosa obra de referencia, que saluda hoy a los internautas desde el doodle de Google, se le suman otras imprescindibles como Adele, subastado en el 2006 por 135 millones de dólares, Judith I, Hope I, Palas Atenea o Dánae.

Cuando Gustav Klimt encontró su propio estilo

Gustave Klimt ingresó en la Escuela de Arte y Oficios de Viena junto a dos de sus hermanos, donde aprendió a confeccionar mosaicos y a trabajar metales. Con uno de sus hermanos y un compañero, Klimt fundó un taller bajo el nombre «Compañía de pintores», a través del cual recibían diferentes encargos públicos. Fue en esta época cuando Gustav Klimt conoció al gran amor de su vida, Emilie Flöge, descubrió su estilo personal y Klimt despegó su carrera individual, primero como pintor de interiores para después recibir la Orden de Oro al Mérito por su trabajo en los murales del Burgtheater de Viena y convertirse en miembro honorario de las universidades de Munich y Viena.

Gustav Klimt comenzó temprano a cuestionar las conservadoras convicciones de su época y creó, junto a un grupo de artistas, la famosa Secesión Vienesa, una alternativa vanguardista e independiente a los artistas promocionados por la Academia vienesa que, a diferencia de otras asociaciones artísticas, no se caracterizaba por una corriente concreta. Junto a Klimt, los artistas de la Secesión, actualmente denominada modernismo, trataban de reinterpretar los estilos del pasado. Su símbolo era Palas Atenea, la diosa griega de la sabiduría y la justicia, a la que Klimt retrató en el año 1898 en la que fue su primera versión de su Judith.

Pero fue el escándalo el que catapultó a Klimt al éxito. Gustav Klimt recibió el encargo de decorar el vestíbulo principal de las facultades de Filosofía, de Derecho y de Medicina de Viena. Su inauguración fue un verdadero escándalo. En lugar de las pinturas clásicas y refinadas que se esperaban, Klimt dio rienda suelta a su instinto y creó rompedoras obras de arte, destruidas por los nazis alemanes en 1945, que fueron tachadas de excesivas y pornográficas y nunca llegaron a colocarse. Este episodio solo sirvió para reafirmar todavía más el afán provocativo de Gustav Klimt, consolidado en 1899 cuando dio a luz una de sus obras más sensuales: Nuda Veritas. Una firme declaración de los principios de Klimt traducida en un crudo desnudo de mujer, turbador y desafiante.

Liberado de encargos públicos, Gustav Klimt se dedicó a viajar por Italia y plasmar sobre la tela diferentes paisajes que abrieron un afluente nuevo en su habitual estilo centrado en los retratos femeninos y la reinterpretación de las alegorías clásicas. Aún así, las pinturas más distantes de Klimt a su naturaleza nunca perdieron su característicos diseño ornamental y sus motivos compositivos que semejan a la visión desde un catalejo.

Es una realidad que Gustav Klimt, recordado hoy por Google, y, sobre todo, su obra acabaron convirtiéndose en todo un icono y un referente de las culturas modernas. Su inconfundible y tan personal estética se ha visto plasmada en tendencias estilísticas y en la moda contemporánea y las cifras astronómicas a las que ascienden las subastas de sus obras no son más que la confirmación del éxito y el talento del pintor vienés.

Gustav Klimt también ha sido el protagonista de una adaptación cinematográfica de su vida, con John Malkovich en el papel principal en la piel del artista europeo.

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