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La violencia en los videojuegos no se corresponde con la de la vida real

Xavier Lombardero REDACCIÓN / LA VOZ

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Imagen de «Call of Duty».
Imagen de «Call of Duty».

Una asociación ve riesgo de distraer a la sociedad de preocupaciones más acuciantes como la pobreza, la educación o la salud mental

07 nov 2014 . Actualizado a las 20:25 h.

¿La violencia en el mundo real deriva de la que difunden los medios de comunicación, el cine o los videojuegos? Es una vieja pregunta que genera continuas controversias. Si hace poco experimentos científicos revelaban el estado de agitación e ira que pueden generar la mezcla de la tecnología 3D y los videojuegos violentos, ahora la International Comunication Association (ICA) ha salido al paso, señalando que quizás se estén dedicando recursos innecesarios a buscar la moralidad de la violencia en los medios. Esta institución, que aborda la comunicación desde diversos ámbitos, ve riesgo de distraer a la sociedad de preocupaciones más acuciantes como la pobreza, la educación o la salud mental. Y cita un reciente estudio en la Universidad de Stetson que no encontró asociaciones entre la violencia social y la afición (algunos dirían vicio) de consumir violencia en los medios, aunque desde los años 20 del pasado siglo académicos y políticos hayan señalado al cine y otros medios como un factor evidente.

El investigador de Stetson Christopher Ferguson cruzó los datos de homicidios en EE.UU. con la violencia de películas proyectadas entre los años 1920 y 2005. Por su parte, el organismo que clasifica los videojuegos en Estados Unidos hizo lo propio con los índices de violencia juvenil y el consumo de videojuegos violentos entre 1996 y 2011 pero no ha encontrado un patrón que los relaciones. Es más, ha habido épocas con muchos tiros en las pantallas y, en cambio, menos homicidios. Incluso, según señala la ICA, podría deducirse que el mayor consumo de videojuegos había causado una disminución puntual de la violencia juvenil, algo que juzgan como pura casualidad. Entienden que deberían examinarse las tendencias a largo plazo. «Algunos estudiosos han argumentado que las películas son cada vez más violentas, pero ninguna ha examinado si este fenómeno es una preocupación o un problema para la sociedad», difundió la ICA.

Quizás les den la razón experiencias como la muy reciente del polaco Hubert Blejch, que pasó 5 días, 21 horas y 41 minutos jugando a Sniper Elite 3, videojuego de francotiradores ambientado en la Segunda Guerra Mundial. Aunque no alcanzó el objetivo de pasarse una semana matando enemigos virtuales, batió el récord del australiano Okan Kaya, que lo tenía con el Call of Duty, superándolo en 48 minutos. Del reto físico y mental de Blejch, que solo descansaba diez minutos cada hora para ir al baño y recibir masajes, no ha trascendido que saliera más violento, pero sí más cansado tras semejante maratón. Donó el dinero del récord Guinnes a niños enfermos.

Claro que Hubert Blejch tampoco será un «héroe» como el que acaba de salir a la luz pública en Estados Unidos: Robert O´Neill, el tirador del grupo de Seals que fue enviado a Abbottabad y que supuestamente mató a Bin Laden. Quizás ambos puedan presumir de ostentar récord. Pero no son lo mismo. En absoluto.