Literalmente. El 31 de diciembre fue mi último día en SNGULAR y en Manfred, la compañía que fundé hace seis años.
Me marcho a casa. No voy a otra empresa ni tengo ningún plan a corto plazo, más allá de descansar, programar por el puro placer de hacerlo e intentar diseñar un día a día que se adapte a la vida que quiero vivir y la persona que quiero ser. Me podía haber dado por comprarme un coche caro, pero he preferido invertir mis ahorros en comprarme tiempo.
Sé que en un país con un 13 % de desempleo y un montón de trabajo precario, que alguien deje su puesto sin tener otro asegurado es tan alienígena que es inevitable sospechar que oculta algo oscuro, pero —de verdad— no hay mucho más.
Por supuesto, hay cosas de SNGULAR y de Manfred que me gustaría cambiar, pero en verano por fin tuve algo de tiempo para pensar y me di cuenta de que, aunque todas esas cosas cambiaran, seguiría queriendo marcharme.
Porque estaba agotado. Aunque vendí mi empresa en el 2020, seguía dirigiéndola con la misma intensidad e implicación de siempre. Aunque en enero del año pasado me nombraron Chief People Officer de SNGULAR, no supe dejar de involucrarme en el día a día de Manfred. Apenas tenía vida fuera del trabajo. Aún hoy, apenas la tengo. Por eso quiero cambiarla y sabía que, si seguía trabajando allí, sería imposible hacerlo.
Cuando volví de vacaciones, lo primero que hice fue hablar con José Luis Vallejo —presidente y máximo accionista de SNGULAR— para contarle lo que quería hacer. Me conoce perfectamente y por eso tampoco concebía que me marchara sin ninguna idea o proyecto en la cabeza. «En dos meses te vas a aburrir», me advirtió. Lo que José Luis aún no sabía es que estaba deseando aburrirme.
Aburrirme tanto como para leer todos los libros que tengo pendientes en mi biblioteca, aprender a nixtamalizar tortillas de maíz y a manejar un taladro, acabar de decorar mi casa, tomarme muchos cafés con mucha gente y hasta programar un videojuego.
Lo siguiente que me preguntó José Luis fue: «¿Qué vas a hacer con Manfred?» A lo que solo supe responder de la forma más gallega posible: «¿Qué vas a hacer tú?».
Porque hace ya tiempo que mi «bebé» creció y se hizo mayor. Me marcho justo a punto de ver cómo se completa la visión de Manfred, con la primera versión de nuestra plataforma tecnológica para democratizar el recruiting técnico ya con fecha de lanzamiento (en febrero, os veo allí a todos los que queráis apuntaros a la fiesta).
A lo largo de todo este tiempo, hemos ayudado a 1.168 personas a impulsar su carrera profesional, pero de lo que más orgulloso me siento es del equipo de casi 50 personas que lo ha hecho posible con unos valores y una manera de trabajar que jamás les abandonarán.
Quiero pensar que también he aportado algo de valor a SNGULAR como grupo. De las casi 1.400 personas que forman parte de la plantilla, he estado involucrado en mayor o menor medida en la incorporación de al menos 250: ASP Gems, Corunet, Atlera… y, próximamente, puede que alguna más.
Con todo este contexto, quizás se entienda un poco mejor la insólita «catedral» de rasgos, hábitos, sistemas y objetivos que son mis propósitos de año nuevo, pero —por primera vez en mi vida— no tengo ni la más remota idea de qué estaré haciendo dentro de 12 meses, así que, al menos quería definir cómo me gustaría ser.
Lo que sí tengo claro es que seguiré escribiendo esta lista de correo, aunque cambiará para reflejar más la personalidad de su autor y el momento vital que está atravesando. Seguiremos hablando de tecnología y negocios, pero más que «ideas relevantes para gente interesante», compartiremos las «experiencias de alguien completamente normal para gente muy especial», ya sean los pasos para volver a programar con 46 años o el dinero que se gana (o se pierde) vendiendo empanadas por Internet.
Escribir para divertirme y sobre lo que me divierte. Escribir sin tomarse a uno mismo muy en serio. Como cuando —con 34 AÑAZOS y la solemnidad de Bob Esponja— publiqué que me había dado cuenta de que lo que realmente quería hacer en la vida era ser feliz. 12 años después, voy a dedicar 2024 a intentarlo con todas mis fuerzas. Sin más.
¡Feliz año nuevo!
ESTA BONILISTA CUENTA CON EL APOYO DE
Molpe tiene algo que decir
Vale, Bonilla deja Manfred y se toma un tiempo para ver que hacer con su vida. Es un notición, pero —tal y como está el mundo— tampoco podemos decir que sea «la noticia del año», al menos no el 7 de Enero. De hecho, lo que si sería la noticia del año es que lo dedicara a montar la tarugoconf TRG que todos los tarugos nos meceremos. No sé, una vez Taylor Swift haga de betatester del nuevo Santiago Bernabeu, podría ser un buen lugar para organizarla, ¿no creéis? ¿Alguien con cuenta en change.org por aquí?
Pero no nos dispersemos. Bonilla deja Manfred. Pero no os volváis locos invitándole a comer para convencerle de que vuestro proyecto es el ideal para su nueva etapa profesional. No servidará de nada. Todos sabemos que David se irá conmigo a Devengo a conseguir que enviar y recibir dinero sea rápido y transparente para todas las empresas. Empresas como Reveni, Payflow, Barkibu, Job&Talent o Bit2me.
Con la API de Devengo no solo puedes enviar dinero en segundos sino que también puedes automatizar lo que queráis ejecutar cuando recibís una transferencia. Una startup tan molona que Wired la ha metido en «la lista de startups más molonas de Madrid»... a pesar de ser 100% remota y de no saber lo que preparan para 2024.
Alberto «@molpe» Molpeceres
Este texto se publicó originalmente en la Bonilista, la lista de correo de noticias tecnológicas relevantes para personas importantes. Si desea suscribirse y leerlo antes que nadie, puede hacerlo aquí ¡es bastante gratis!