La sombra de un empate que satisface a ambos planea sobre el duelo entre Francia y Dinamarca; los galos, ya clasificados, anuncian rotaciones
25 jun 2018 . Actualizado a las 23:53 h.Cada vez que llega la tercera jornada en la fase de grupos de un Mundial y hay de por medio un duelo directo en donde los dos equipos implicados pueden salir beneficiados, la sombra del arreglo consume ríos de tinta. En Rusia la desconfianza señala a Dinamarca y Francia, que esta sobremesa cierran el grupo C con los billetes para la segunda fase en la mano y solo pendientes del visado. A los daneses les basta un empate para dejar sin opciones a Australia y clasificarse como segundos y a Francia le llega un punto para ser matemáticamente campeona de grupo. Una equis fija en el mundo de las apuestas.
En la historia del deporte dos partidos pasearán sus vergüenzas hasta que el fútbol sea una especie en extinción. El primero sucedió en El Molinón en el Mundial de España, cuando Alemania y Austria pactaron una victoria por la mínima que metió en la segunda fase a los germanos y no le hacía daño a Austria, que también se clasificaba. Marcó a los 10 minutos Hrubesch y ahí se acabaron los tiros a puerta en todo el encuentro. El gran problema es que por aquel entonces los duelos definitivos no coincidían en día y hora (a raíz de aquello se cambió la norma), y alemanes y austríacos ya conocían de antemano el triunfo de Argelia sobre Chile por 3-2. Los africanos fueron los grandes perjudicados.
En Argentina 78, en plena dictadura militar, el equipo local protagonizó el segundo partido mundialista más pestilente de la historia. Necesitaba ganar por cuatro goles a Perú para evitar en los cruces a Brasil y terminó haciéndolo por 6-1. Tiempo después se acusó al aparato militar del dictador Videla de provocar el arreglo del partido.
Ahora, por fortuna, las cosas son muy diferentes, aunque la sospecha sigue acechando en este tipo de encuentros. Como corresponde, Dinamarca y Francia dicen apostar por el triunfo, pero los bleu ya anuncian rotaciones, una de ellas sería en la portería para que Lloris ceda por un día su sitio a Mandanda, que a sus 33 años defendió la meta de la selección francesa en 26 ocasiones a lo largo de la última década, pero que nunca disputó un minuto en Mundiales o Eurocopas. Con Francia clasificada, Deschamps considera que hoy es el día de darle su merecido premio. El portero del Marsella no será la única novedad. Sidibé y Kimpembe se postulan para el centro de la defensa y los advertidos Pogba, Matuidi y Tolisso tienen todos los boletos para ejercer de espectadores.
Dinamarca, que necesita un punto para clasificarse, no puede especular tanto con el once y el único cambio será obligado ya que Poulsen acumula tarjetas y Hareide piensa en Braithwaite como primera alternativa.