Cristiano Ronaldo, que lo es todo para Portugal, tuvo que ceder el protagonismo a un compañero, Ricardo Quaresma, que con verdadera genialidad anotó un golazo frente a Irán. El tanto salvó los muebles para los lusos, que pasan a octavos como segundos de grupo. La estrella mundial del Real Madrid dio muestras de que no es un marciano, sino terrenal. Falló un penalti, algo inusual en él, y, además, en una acción antideportiva contra un rival se jugó la roja, aunque tras visionar el VAR el árbitro lo dejó en amarilla. Nadie es perfecto y hasta los mejores cometen errores. El hat trick de Harry Kane frente a Panamá, que lo situaba como el máximo goleador del Mundial, parecía que sería el fuego que encendería al luso en este decisivo encuentro. Sin embargo, el que siempre brilla se mostró ayer más humano que nunca, incluso presionado tras fallar una pena máxima. No fue un buen día para el luso, que la pasada noche se asomaba a la ventana de la habitación de su hotel para pedir silencio a los aficionados de la selección de Irán, que trataban de increpar a los portugueses haciendo ruido para que no pudieran descansar. Portugal sabía lo que se iba a encontrar, lo había visto en el partido contra España, aunque también se atragantó con Irán y no pudo pasar del empate y gracias, ya que los persas tuvieron en su mano la clasificación y así hacer historia para su pueblo. Fernando Santos buscó soluciones para romper la disciplinada defensa de Irán e hizo varios cambios, dando entrada a Quaresma y André Silva. Portugal trató de mover la pelota con velocidad y combinar, aunque no fue suficiente. Sufrió para romper la defensa iraní y también por un rival que por momentos enseñó los dientes cuando se fue el ataque... y al final tuvo el premio del gol, gracias a un penalti y ayudado por el mismo VAR que evitó la expulsión de Cristiano Ronaldo.