El internacional cree que España puede luchar por el Mundial, aunque «es necesario dar un paso más»
28 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Thiago Alcántara (San Pietro Vernotico, Italia, 1991) fue la novedad ante Marruecos y cumplió con responsabilidad la función de distribución de juego: 86 de 87 pases correctos (98,9 % de acierto), tres regates completados de cuatro intentos y cinco balones recuperados. No pudo brillar tanto como le hubiese gustado en esta selección en la que ha sido uno de los referentes durante la etapa Lopetegui. Casi siete años después de su debut en la absoluta, curiosamente en Bari, lugar donde nació, en la selección esperan que sea su Mundial. Decisivo en la finales del Europeo sub-21 en Dinamarca (con un gol desde medio campo) e Israel (hat trick a Italia), está en Rusia deseando mejorar a una selección que debe «dar un paso más para ganar el Mundial». Está centrado en el torneo, ese mundial con el que soñaba jugar para emular a Mazinho, su padre (campeón del mundo en 1994), por lo que no pierde un segundo en responder sobre el futuro y tampoco en lamentar la salida de Lopetegui, su gran valedor en la selección. Prefiere hablar de fútbol. Ahí se siente cómodo. Casi tanto como en el campo con la pelota.
-¿Con qué sensaciones llegan a octavos?
-Sin estar como queremos acabamos primeros de grupo. Tenemos un margen de mejora gigante. Hay que hacer autocrítica de la fase de grupos que hemos tenido. Hay mucho por crecer y tenemos ganas de hacerlo. Generamos ocasiones, metimos seis goles, pero es verdad que encajamos muchos. El equipo está muy bien físicamente, entrena fuerte y compite bien.
-Y ahora llega Rusia.
-Es un rival muy fuerte que está jugando en casa. Tiene calidad y con jugadores fuertes arriba.
-¿Se sueña toda la vida con un Mundial?
-Exacto, sí. Es el torneo más bonito que existe de todos los deportes.
-Además, usted tendrá en casa la copa que ganó su padre.
-Cuando éramos pequeños veíamos la tele y ahí encima estaba una copa en miniatura que les dan a los campeones, una réplica pequeñita. Una gozada.
-¿Cuál es su primer recuerdo de un Mundial?
-Pues una vez que mi padre llega de Estados Unidos, en 1994, y de la celebración en casa. De los partidos no me acuerdo mucho, pero sí de la fiesta y la recepción.
-¿El fútbol era casi una obligación en su casa?
-No. El deporte sí que lo era. Era la forma en que nos uníamos, nos divertíamos, nos servía para huir de problemas y para mantenernos sanos. El deporte se nos ha inculcado desde pequeños.
-¿Qué es para usted el fútbol?
-Es mi vida. Lo he amado desde pequeño y lo sigo amando ahora. El poder disfrutar de esto sin que nadie me haya forzado, y el tener a alguien en casa que lo practicaba de manera profesional es una suerte tremenda.
-En el campo, ¿piensa mucho?
-Demasiado, pienso demasiado. Un gran futbolista es el que consigue desconectar de los pensamientos del qué va a pasar, qué puede ocurrir si tal... Son pensamientos innatos de reacción. Recibes y un segundo antes ya has decidido. El cerebro es la parte más importante de un futbolista. La velocidad en la que reaccionas en ese momento.
-¿Y quién ha sido el más rápido de los que ha visto?
-Xavi e Iniesta, sin duda. Bueno, y Leo (Messi). Son rapidísimos.
-¿Está infravalorado el talento?
-El talento es lo principal del fútbol. Trabajar todo el mundo quiere trabajar. El talento es innato. No está bien valorado porque el fútbol se ha vuelto muy mecánico, muy de fuerza. La gente de tocar tenemos que crecer en lo físico. Crece Andrés y el resto tenemos que hacer lo mismo.
-En la selección ha jugado ya varios partidos en la posición de Busquets por necesidad.
-Eso te hace ser un jugador versátil, y además en partidos grandes. En el Bayern he jugado mucho en esa posición. No era algo nuevo.
-Hay quien prefiere un rol secundario. A usted le gusta también ser protagonista.
-Lo que más me gusta es potenciar la calidad de mis compañeros, ayudar al otro con mi juego, hacer buenos a los demás.
-Antes se le acusaba de hacer cosas demasiado bonitas antes que prácticas. ¿Se mejora eso?
-Son los años. Maduras y la toma de decisión es lo más importante. Y aprendes, claro.
-La fase de grupos, como usted reconoce, ha sido complicada. Quizá ahora puedan cambiar el chip.
-Solo hay un objetivo, que es el partido del domingo. No hay más. Hay que ganarlo. Da igual el rival, las ganas son las mismas y la competitividad será la máxima también.
-¿Qué tiene que pasar para ganar un Mundial?
-Jugar bien y tener suerte. La suerte llega por hacer las cosas bien.
-¿Haberlo pasado tan mal puede ser una liberación mental para lo que viene?
-Se ha visto en los momentos más delicados que el equipo es fuerte, genera fútbol y controla los partidos. Es cuestión de tener más fortaleza defensiva.
-¿Jugando como ante Marruecos se puede ganar el Mundial?
-Hay que dar un paso más para poder ganarlo.
-¿De verdad que piensa que se puede ganar?
-Sí, claro. Con el equipo que tenemos, solo podemos pensar en ganarlo. Tenemos la capacidad de poder optar al título.
-¿Qué rivales ve?
-Hay muchos grandes equipos. Brasil siempre está ahí, Alemania también, Francia se ha regenerado y Bélgica tiene jugadores muy interesantes.
-España no tiene un jugador estilo Messi o Cristiano Ronaldo. ¿Es mejor o peor?
-La diferencia es que nosotros tenemos un montón de futbolistas de ese nivel. Y somos humildes y trabajadores, talentosos, tenemos hambre de ganar.
«No me gusta la hipocresía que hay en el mundo del fútbol»
No oculta que protege su intimidad, a veces «con un escudo», aunque deja claro: «No me puse nervioso en el parto de mi hijo; tampoco ante la prensa».
-Es usted un jugador reservado, no le gusta hablar con los medios.
-Esa es la intención. Ya nuestras vidas son abiertas de por sí, así que intentamos mantener la máxima privacidad posible.
-¿Es eso lo que menos le gusta del fútbol?
-No. Hay cosas mucho peores.
-¿Cuáles?
-No me gusta la hipocresía, la falsedad que hay en el fútbol. Tu carrera puede ser tan efímera como el reconocimiento que puedas tener.
-Tiene un gran discurso y analiza muy bien un partido, pero luego en una rueda de prensa parece que se protege. ¿Se pone nervioso?
-No, no me puse nervioso en el parto de mi hijo, así que tampoco en una rueda de prensa (ríe). Vamos con un escudo a ciertas preguntas. Hay cuestiones que obligan a respuestas obvias. No te voy a decir cómo hemos entrenado o cómo vamos a jugar. De ahí ese escudo.
-¿Quizá falta es hablar más de fútbol en el fútbol?
-¿A mí no me importa nada hablar de fútbol. Pero si hay preguntas de la vida social, de política o de economía... No voy a contestar. Lo mío es jugar al fútbol y cualquier cosa que diga puede ir en mi contra o en la del equipo o en la de mis compañeros.
-¿Hay demasiado folclore ahora?
-El problema es que la gente es muy mitómana. Muy amante del fútbol. Al ver a la gente en la calle se mitifica el estar fuera, el que se piense que al verte cada tres días en la televisión ya te conozca. En parte te da ese calor, pero te roba la privacidad.
-¿Consume mucho fútbol?
-Sí, me gusta mucho. Tenemos la suerte de que Guille (su responsable de comunicación y que trabaja con él mano a mano) está en Múnich y hemos negociado con las mujeres los días de partidos que nos interesan.
-¿Ya se ha hecho a la vida alemana?
-Sí, estamos acostumbrados. Yo soy muy tranquilo y ahí tenemos una vida muy tranquila. Hemos encontrado un sitio muy bonito cerca de la ciudad deportiva y se vive la mar de bien.