La tristeza de Iniesta y de España

RUSIA 2018

FRANCISCO LEONG | AFP

El autor del histórico gol en Sudáfrica confirmó su adiós a la selección después de la eliminación ante Rusia y de 133 partidos internacionales

01 jul 2018 . Actualizado a las 22:37 h.

Se veía venir. La eliminación ante Rusia, en uno de esos encuentros en los que uno tiene que pasar por obligación porque es difícil apelar a los merecimientos, ha sido el último de Iniesta con la selección. Lo confirmó el centrocampista minutos, a la conclusión de la contienda, con esa sencillez que es su sello de identidad: «A nivel individual se acaba una etapa maravillosa. A veces los finales no son como uno sueña, pero las circunstancias lo marcan así». Atrás deja 133 encuentros internacionales y el gol más importante en la historia del equipo nacional.

Quizás se reabra el debate del tiki taka, un día después de que Silva reivindicase ese estilo por ser la apuesta que ha repartido más y mejores dividendos. Son, junto con Busquets, los tres supervivientes en el centro del campo de aquella otra selección que ganó el Mundial de Sudáfrica en medio de dos Eurocopas. Pero entonces tenían ocho años menos. Solo Iniesta pasaba de los 25 (uno más). Y junto a ellos estaba un portero, Casillas, que salvó más de una tanda de penaltis y más de un encuentro comprometido. Así de difícil es ganar un gran campeonato.

Se hace raro pensar en el adiós de Iniesta, ese centrocampista que hace de la sencillez virtud, que es capaz de congelar el fútbol en instantes, de encontrar espacios en la espesura con su facilidad para filtrar pases a la espalda de las defensas. Y se hace raro que empezase en el banquillo.

La fuerza de una imagen

Esa suplencia tiene la fuerza de una imagen que resume el triste devenir de España en Rusia. Sigue siendo un equipo que quiere dominar los partidos a través del balón, pero ha perdido vigor y convencimiento. Y sin Iniesta sobre el césped aún se ven más las grietas a la hora de buscar la portería contraria, porque no hay nadie capaz de conducir la pelota cerca del área con un radar en la cabeza para localizar las zonas a las que remitir el peligro.

Hierro revolucionó el centro del campo al dejar en el banquillo a Iniesta y Thiago para dar entrada a Koke y Asensio. El mediocampista del Atlético inyectó consistencia a la contención. El extremo del Real Madrid no encontró espacios. Y la selección se fue consumiendo en un tedio de continuos pases horizontales.

El panorama fue mejorando con los cambios. Porque Iniesta siempre acaba dejando su tarjeta de visita en las cercanías del área. Hasta que entró en el campo, solo Isco había intentado romper la pobladísima defensa rusa con algún pase. Después se sumaron a la causa Iago Aspas y Rodrigo.

Iniesta salió en el ecuador de la segunda mitad e hizo lo que siempre: ofrecerse en la media para asociarse, jugar con la cabeza erguida e interpretar el fútbol como un ejercicio de geometría, dibujando pases que son líneas rectas hacia zonas débiles en campo rival.

Pudo haber marcado otro gol legendario, aunque nunca hubiese tenido el valor de aquel que le hizo a Holanda en Sudáfrica. Entró por el callejón del centro, hacia donde fue un rechace apurado de Akinfeev tras una gran maniobra y tiro de Rodrigo. Se adelantó Carvajal, en posición más forzada. No vio al manchego, que llegaba de cara y tenía toda la portería para él. Se merecía otra muesca de ese calibre, pero tendrá que conformarse con que abrió la tanda de penaltis como a él le gusta, con sencillez y eficacia.

«No estuvimos a la altura», reconoce el centrocampista manchego

Iniesta anunció que la eliminación ante Rusia fue su «último partido» como internacional, un final que sin duda no fue «como uno sueña», después de no estar «a la altura» en un cruce que se decidió en los penaltis. «Es una realidad que es mi último partido con la selección. Es un momento difícil, que hemos vivido en otras ocasiones, y no hemos sido capaces de dar un salto más», indicó en Moscú.

Confirmó así su despedida de la selección, tras un partido en el que no entró en el once titular. «El entrenador es el que toma las decisiones, más allá de que uno las comparta o no. El entrenador mira lo mejor para el equipo y es una lástima no haber pasado la eliminatoria. En los penaltis es muy cruel», afirmó.

Las críticas, secundarias

«Las críticas o no críticas son lo de menos. Hoy estamos jodidos porque no hemos sido capaces de dar un paso más, a pesar de que lo hemos intentado», explicó Iniesta sobre las dudas sobre su aportación al juego español durante el Mundial.