JUAN A. CANALES MI CALLE
16 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Como si un concurso de bares por metro cuadrado se tratase, esta calle compite con el famoso Franco por alojar los mejores establecimientos para irse de vinos. Grandes peceras llenas de marisco decoran los muros de la Raíña. Aunque no todo son crustáceos marinos, incluso podemos encontrar una especialidad de tierra, los caracoles. Al atardecer, la real calle se llena de gente en busca de la copa más barata. Compostelanos mezclados con turistas. Si comenzamos en el One, nunca mejor dicho para el principio, tendremos la oportunidad de escuchar su música desde fuera, con el ritmo de fondo de la fuente de Fonseca. Y si nos entra el apetito, fantásticos bocatas los de Coruña. Sí, sí. Es el nombre del bar. No hay que desplazarse tan lejos del lugar. Si seguimos la ruta de la Raiña, sin saltarnos ningún establecimiento, la voz sugerente de un joven nos hará despertar de la multitud de gente. ¡Cañas a 150! Cuidado con hacer caso. A estas alturas ya podemos estar en el Séptimo Cielo. Desde allí, la torre de la Catedral se divisa entre la viejas casas de la Raiña. Quizá la reina Isabel, la de Fernando, también tomase unas tapas y un albariño en su camino hacia el Apóstol, disfrutando de la que luego sería su calle. redac.santiago@lavoz.com