VICENTE FUERTES MI CALLE
26 oct 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Una calle que se divide en tres bien puede sonar a chiste, pero a los recién llegados les parece más bien una broma de mal gusto. Sobre todo si avanzan, y avanzan, y parece que siempre están en el mismo lugar. Pero, tranquilícese, hombre, levante la vista y disfrute del paisaje. De ese modo seguro que da con la calle en cuestión. Calderería, decíamos. No tengo muy claro dónde empieza ésta y dónde Orfas o Preguntoiro. Para terminar la faena, cuentan que por la zona hay otra que se llama ¡las siete calles! Perdida la cuenta, el caso es que siempre hay gente a tropel por allí, aunque nunca descubrí muy bien el destino de todos ellos. «Yo creo que se repiten», dice mi hermano pequeño. Hay otros que se paran a ver los escaparates. Los hay de todo tipo, desde loza -el tiempo que le llevó a un amigo de León averiguar lo que quería decir eso- hasta joyas y de las caras. (Un truco: si pasas muchas veces por allí, los números te terminan pareciendo una menor cantidad y te ilusionas). Hay desastres visuales en Santiago, pero ésta rúa es una alegría para la vista, a pesar de que apenas entre el sol y a primera hora de la mañana tengas que hacer slalom para sortear a las personas. Les voy a ser indiscreto: me gusta y mucho esa calle. redac.santiago@lavoz.com