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El compostelano Rubén Ramos se alzó con el premio del certamen de fotografía «Purificación García»

C. Pino SANTIAGO

SANTIAGO

01 sep 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Con un díptico en el que las imágenes juegan con la temporalidad de un espacio previamente manipulado, el joven compostelano Rubén Ramos se alzó con el primer premio del concurso de fotografía Purificación García , convocado por la firma de la diseñadora gallega del mismo nombre. Rubén Ramos, licenciado en Bellas Artes por la Facultad de Pontevedra, tiene 25 años, pero ya posee un curriculo en el que destacan varios premios, entre ellos el segundo del certamen para nuevos valores de la Diputación de Ourense de este año. Pero está muy ilusionado con las expectativas para la difusión de su obra que, de entrada, genera este nuevo galardón, aunque ya se da por satisfecho por haber ganado «no sólo por los 12.000 euros de dotación, que me van a permitir llevar a cabo algunos proyectos, sino también porque me lo concedió un jurado de gran nivel y porque mi obra fue elegida entre las de un número muy alto de participates». A esta primera edición del concurso Purificación García se presentaron 969 artistas y fueron seleccionados 47 trabajos como finalistas, algunos de ellos firmados por fotógrafos tan importantes como el ferrolano Vari Caramés, Naia del Castillo, Aitor Ortiz, Alberto Peral, Alicia Martín o José Hernández-Díez. Las obras ganadoras, y todas las finalistas, se exponen desde mañana y hasta el 21 de este mes en el Real jardín Botánico de Madrid. El trabajo de Rubén Ramos forma parte de una serie titulada Dípticos de lo mismo , en la que se repite el antes y el después de un espacio. Él explica que su propósito es «debilitar el nexo entre dos imágenes en un juego temporal que documenta acciones». En el caso de la obra ganadora se trata de la intervención que llevó a cabo en una habitación destartalada y vacía, de manera que las baldosas blancas del suelo no son tales: son folios, los missmos que la siguiente imagen vemos arrugados ocupando el lugar de la supuesta baldosa. Es, como la define su creador, «un juego de acercamiento-reconocimiento, guiños visuales, porque me interesa la parte óptica de la contemplación, el germen de la narración entre dos imágenes, pero sin conexión lógica». En todos los casos sus fotos son construidas, hechas a partir de montajes con los que persigue «capturar el paso del tiempo», un tema que también investiga para su tesina y con el que prevé continuar para su tesis doctoral.