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Sobre el pecado de la envidia

DAVID GIPPINI

SANTIAGO

ENTRE LÍNEAS | O |

11 may 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

AÚN A RIESGO de llevarle la contraria a nuestro conselleiro de Cultura, hay que reconocer que los barceloneses se lo han sabido montar muy bien con el Fórum de las Culturas. El programa es atractivo, la iniciativa es moderna y original, la organización es excelente y, por si fuera poco, nadie duda de que habrá beneficios para la ciudad más allá de lo que se gasten los turistas. Claro que algunos ven especulación urbanística donde sólo existe el desarrollo de un diseño claro de ciudad y el aprovechamiento de las sinergias de lo público y lo privado. ¿Significa esto que hay que tener envidia a los catalanes y alegrarse, como parece que les ocurre a algunos, de que la lluvia les estropee la fiesta? En absoluto. Para bien o para mal, Santiago no es Barcelona, y no parece lógico a estas alturas obligar al Apóstol a competir con los gurús de la globalización. Lo que tampoco tiene sentido es iniciar una guerra entre dos acontecimientos que no guardan ninguna relación en el fondo ni en la forma y que, además, son perfectamente complementarios. Entre otras cosas, porque lo malo que tienen este tipo de disputas es que siempre hay uno que gana y otro que pierde. Y se te queda una cara de tonto...