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«El franquismo mató a Heinz Ches como si fuera una rata»

La Voz K. D. | SANTIAGO

SANTIAGO

En dos minutos | Joan Dolç DIRECTOR DE CINE, ESCRITOR, PERIODISTA Y FOTÓGRAFO El realizador valenciano investiga en la vida del último ejecutado a garrote vil del franquismo en su documental «La muerte de nadie», que la Yago estrena en Galicia

12 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

?l garrote vil que se exhibe en la Fundación Camilo José Cela funcionó por última vez en España el 2 de marzo de 1974, día en que un verdugo acabó con la vida del anarquista catalán Salvador Puig Antich y un misterioso vagabundo polaco, Heinz Ches, condenado por el asesinato de un guardia civil. Desde entonces el caso Ches es uno de los misterios de la historia judicial y política española. El documental de Dolç presenta conclusiones sorprendentes. -¿Cual es la razón de su interés por este macabro episodio de la Dictadura? -En nuestras manos cayó la única copia del sumario sobre el juicio de Ches, que nos dio el abogado, y que fue utilizada por Albert Boadella para hacer La Torna . Nos pareció que tenía suficientes datos para averiguar la auténtica identidad de este hombre. -¿Por qué ejecutan a Ches y Antich conjuntamente? -Ches tuvo realmente una aparición de 24 horas. Cuando van a ejecutar a Antich, de la noche a la mañana las autoridades franquistas se sacan de la chistera a un hombre, Heinz Ches, del que se daban pocos datos: que era un apátrida polaco, sin familia ni filiación conocida, un delincuente común. Lo sacan para ajusticiarlo junto a Puig Antich y decir: aquí lo que hacemos es ajusticiar delincuentes, no importa si son políticos o comunes. -¿Y qué consigue el régimen con ello? -Quitarle carga política a la ejecución de Antich, haciendo una cosa siniestra que es lavar sangre con más sangre y creando una víctima perfecta. Como dice Vázquez Montalbán en el documental: desidentificar al enemigo es un requisito indispensable para cualquier tipo de manipulación histórica y política. Le quitan hasta lo mínimo que un ser humano puede tener, que es un nombre, y por eso lo pueden matar como una rata, como dijo Boadella.