El cocinero vasco se quedó encantado con las piezas que compró el año pasado y que también adquirió Casa O Barqueiro; en Semana Santa visitará a sus colegas
18 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Los restauradores saben lo preciado que resulta un verdadero chuletón de buey para los buenos comensales. Los clientes del restaurante Casa O Barqueiro, en Negreira, lo saben muy bien, por eso no es extraño que haya una lista de clientes a la espera para empezar a degustar desde mañana los excelentes chuletones de buey gallego de tres kilos de peso, que más bien parecen de otra galaxia. Con esta presentación, hasta los cocineros de mayor prestigio como el vasco Juan Mari Arzak, no dudan en adquirir para su prestigioso negocio un lomo de un buey gallego de 1.400 kilos de peso, que al igual que en septiembre pasado proceden de la zona de Verín, limítrofe con Portugal.
Comercial Corzán de Negreira los ha vuelto a adquirir en el matadero de Silleda (Pontevedra), quedándose los hermanos Rogelio y Francisco Rial, de Casa O Barqueiro, con dos lomos de 800 kilos la unidad, mientras un tercero ha viajado nuevamente a Euskadi para que su amigo Juan Mari Arzak lo ofrezca a su exquisita clientela, que en septiembre pasado se lo zampó en menos de cinco días. Como en la ocasión anterior, un cuarto lomo se queda en el restaurante O Castelo, de A Pobra, donde lo prepara Juan Sánchez.
Los dos animales que fueron criados en pasto libre y están capados, con una edad aproximada de diez años, poseen una carne que se distingue por su capa de grasa amarillenta, que semeja ser manteca, debido a su musculatura tras ser utilizados los bueyes para labores agrícolas, algo ya en desuso, excepto en determinadas zonas del interior de la provincia de Ourense. Según Rogelio, «o habitual é que nos restaurantes se coma sempre vaca que se vende como boi, pero estos son chuletóns de verdad de boi», aseguró Rogelio Rial, restaurador negreirés.
Su preparación para ser degustado no supone un gran secreto. Se pone a la parrilla durante unos quince minutos para ser marcado por cada lado y luego está listo para servirse fileteado a la piedra para que cada comensal lo prepare a su gusto en la mesa. El restaurador Rogelio Rial recomienda acompañarlo con unos pimientos del piquillo «e un viño tinto potente, por exemplo da denominación de orixe Toro ou Ribera del Duero».
Por cierto, que en la capital de Barcala esperan ya la próxima visita de Juan Mari Arzak para las vacaciones de Semana Santa, donde tendrá el gusto de compartir mesa y mantel -le tocará no cocinar- con los restauradores negreireses y sus familias, con los cuales les une una gran amistad. Mientras tanto, buen provecho y a zamparse esta exquisitez de carne de lomo de buey gallego.