«Hay que rescatar los buenos momentos en dúos o en tríos»

Manuel Beceiro

SANTIAGO

La artista presentó su disco «El último trago», en homenaje a Chavela Vargas, en el Multiusos, en donde el día 28 iniciará su gira por España

17 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Concha Buika tiene el don de maravillar con su sola presencia mucho antes de donde ha de llegar su canción. Con palabras precisas y la sonrisa permanente, su naturalidad se hace querer. Por eso ayer, sin pisar el escenario, arrancó el afecto de los periodistas con un aplauso al presentar su último disco, El último trago , cuando respondió cantando su canción Soledad a la pregunta de un colega acerca de cómo será el concierto que abrirá su gira por España en el Multiusos, el día 28, rindiendo homenaje a Chavela Vargas.

-Su familia pertenecía a la tribu Bubi de Guinea Ecuatorial, una etnia muy matriarcal que, al parecer, hizo que las mujeres rigiesen mucho su vida. ¿Esos genes marcaron también su «feeling» para la canción?

-Mi abuela y mi madre lo que me metieron en el cuerpo y el sentir es el gen de no tenerle miedo a la capacidad que tengo para desarrollar lo que me proponga. Y eso es algo tremendamente tribal.

-Pero una mujer sobre todas le estremeció, Chavela Vargas, por la que hoy está invitando a «El último trago». ¿Cómo la conoció y que le impresionó de ella?

-Conocí a Chavela de niña a través de los discos de mi madre. Cuando mi papá se marchó mi mamá quedó sola con los seis chiquitines. Pero ella se apoyaba mucho en la música para mantener su fe. Siempre tuvo la fe en el arte como elemento para luchar contra lo que no va bien, como arma de construcción masiva.

-Si Chavela es como la madre de «El último trago», y Chucho Valdés el padre, Bebo Valdés sería el abuelo porque fue quien tuvo la idea de unirles. ¿Fue así?

-La idea fue una especie de locura entre Javier Limón, Pedro Almodóvar y Bebo. Fueron estos tres locos a los que se les ocurrió esto. Chucho y yo fuimos los últimos que nos enteramos. Nos encantó y nos animamos, claro.

-En lo personal se define como «bisexual, trifásica y tridimensional», y para corroborarlo compartió su vida con dos personas, con las que se casó en matrimonio. ¿Este vivir a tres bandas no es mucho más complicado que una copla afrocubana con sabor a tequila?

-No. Yo creo que el amor en sí es una cosa muy compleja. Yo lo único que creo es que hay que rescatar los buenos momentos en dúos, en tríos, en cuartetos, en grupos o uno solo. De todas maneras, hacer las cosas como hasta ahora, en cierto modo, ha conducido al desastre. ¿Por qué no cambiar un poco las maneras de pensar, de funcionar?

-¿Y este partirse en tres no es más factible que acabe en «trigedia»?

-Y en dúo también. Basta con poner la tele y enterarte con que el 80% de tus amigas y gente que conoces se separan de sus parejas y luego se juntan con otras. Siempre estaremos entremezclados. Nos necesitamos demasiado y es maravilloso. Qué más da las formas.

-De pequeña descubrió que se puede creer en Dios y fumar porros. ¿Todavía sigue siendo ese tipo de creyente?

-Claro. Se puede creer en Dios y fumar porros. Se puede creer en Dios y ser una persona a la que le guste el mundo sexual. Se puede creer en Dios y gustarte el porno. Qué tontería es esa, por el amor de Dios. Lo que no se puede es creer en Dios y defender las armas.