«Los azabacheros son el último oficio medieval que queda en Santiago»

Pablo Jiménez

SANTIAGO

09 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Ángel Cardín Toraño es un estudioso de diversos temas relacionados con el Camino. Concretamente, durante años ha investigado la tradición que une a la ruta jacobea con el azabache y su artesanía. De su valor comercial e incluso supersticioso habló ayer en una conferencia organizada por el Ateneo de Santiago.

-¿De dónde viene esta relación?

-El azabache se considera un material mágico desde hace miles de años. Su valor como amuleto no surgió con el Camino, viene de mucho antes. Pero, aunque al principio con timidez, pronto se incorporó con fuerza a la ruta jacobea y a todo lo que esta representaba.

-¿También fue clave entre los comerciantes santiagueses de la época?

-Sí, aproximadamente entre los siglos XIII y XVIII en Compostela se vendían millones de piezas a los peregrinos. Los azabacheros eran un gremio muy importante, como lo demuestra la existencia de la calle y la plaza a la que dan nombre.

-¿Y en la actualidad?

-Pues hoy en día apenas queda nada. Tres o cuatro artesanos que se dedican a trabajar el azabache y unas cuantas tiendas que venden las piezas. Pero la gente no conoce esta tradición, así que no las compra. Es una vergüenza que desde los medios y las instituciones no se promocione algo con tanta historia. Es el último oficio medieval que queda en Santiago, no sobrevive ninguno más.