El escritorio del galleguista Xulián Magariños ocupa un lugar preferente en la Casa da Cultura de Negreira

Emilio Forján

SANTIAGO

02 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El legado más importante del abogado y escritor galleguista Xulián Magariños Negreira (1904-1934) -del que en el año 2004 se conmemoraron en la villa los actos del centenario de su nacimiento- es, sin duda, su despacho de jurista realizado en madera tallada que fue construido en Compostela por el ebanista José Liste. A mediados de los ochenta su viuda, Carmiña Negreira, cedió buena parte de su obra, entre libros, manuscritos, o algún que otro busto como uno de Beethoven y otro de Cervantes al Concello para que lo conservase y mostrase al público y estudiosos, aunque no sería hasta 1991 cuando recalaría por fin en la Casa da Cultura. Aquí permaneció en dos instancias diferentes a lo largo de las últimas dos décadas.

Sin embargo, en el último año sus tres partes -un escritorio con silla, una estantería y el mueble- hubieron de «mendigar» por pasillos y salas del nuevo edificio hasta que, por fin, se ha decidido el Concello a mover ficha y encontrarle una ubicación «definitiva». Se trata de la antigua sala de juntas, en la primera planta de la Casa da Cultura, y cuyo interior podrá verse a través de una cristalera. Justo enfrente se está acondicionando la nueva oficina del departamento de Cultura e Deportes, que en breve se trasladará a allí.

En 1991 operarios municipales trasladaban el despacho de Magariños desde su casa del número 28 de la Carreira de San Mauro hasta la nueva Casa da Cultura, en la antigua sede consistorial rehabilitada. Las piezas de madera fueron sometidas a unas exhaustivas tareas de conservación por carpinteros antes de su definitivo montaje en una sala cerrada de la segunda planta. Allí permaneció durante más de diez años hasta que a alguien se le ocurrió bajarlo a la primera planta, donde fue expuesto en un habitáculo acristalado.

Magariños participó en la fundación del histórico Seminario de Estudos Galegos. «0 12 de outubro de 1923 uns cantos rapaces saen de Compostela co abrente cara as terras de Amahía. Baixan a pé por Vidán, Roxos, a Ermída da Mercé e Lapido, deica Ortoño», escribió el propio Xulián Magariños. Eran nueve universitarios que se dirigían a la Casa do Castro de Ortoño, donde firmaron el acta fundacional de un centro de estudios gallegos. Así se creó el galleguismo cultural y político.