Un cartel de «Cerrado por enfermedad» altera los ánimos de los universitarios y de una pareja de novios
SANTIAGO
Más de veinte personas se agolpaban ayer en la puerta de la agencia de viajes Cimavi Tour. Desesperanza, tristeza, ira e incertidumbre marcaban las caras de los viajeros, convencidos de que se han quedado sin vacaciones y no entienden por qué. Sara y sus compañeros de teatro de Vedra fueron los primeros en llegar a las diez de la mañana. En la puerta de la agencia que los tenía que haber llevado a Argentina el viernes pasado lo único que encuentran es un cartel que dice «Cerrado por enfermedad».
Cada vez se iban acercando más afectados a la calle Santiago de Chile, donde se encuentra el local de la empresa. Dos jóvenes que se iban de luna de miel acudieron a la agencia incrédulos ante la noticia que habían leído en la prensa el día anterior y que les hizo sospechar que podrían haber perdido su viaje de 2.000 euros. Los nervios se apoderaron del futuro esposo, que comenzó a darle patadas a la puerta, pidiendo a gritos una explicación, para después abandonar el lugar entre lágrimas.
Desesperación
Los universitarios son otras de las grandes víctimas. Entre los de Periodismo reina un aire de desesperación. A falta de tres semanas para realizar su viaje de paso de ecuador a Cuba, se han enterado de que los vuelos que deberían tener para el 4 de octubre no existen y que ni siquiera se sabe si tienen hotel reservado. Los 23.000 euros que invirtieron las 27 personas de este grupo parecen estar en el limbo, así que los futuros periodistas preparan los trámites para acudir a la vía legal.
También se encontraban allí varios estudiantes de Psicología, que no pararon de usar el móvil todo el rato, llamando a Iberia para averiguar el estado de sus vuelos a Cuba. La compañía les explicó que tienen pagado el billete de ida pero no el de vuelta y, aunque usen toda la psicología posible, estos alumnos no son capaces de discernir una explicación.
Tras muchas lágrimas, los afectados se marcharon con la desilusión de un viaje perdido y la impotencia de no saber dónde está su dinero. Sí saben dónde no está.