Garzón: «La amnistía es el salvoconducto para los dictadores»

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05 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

No puede haber paz si no hay justicia, sentenció el juez Baltasar Garzón en la conferencia que pronunció para clausurar la jornada del Foro 2010 dedicada a abordar la Alianza de Civilizaciones y la Cultura de Paz, acompañado por el ex director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, que incidió en la necesidad de «restablecer unas Naciones Unidas fuertes» para ejercer el derecho de protección de las personas.

Los caminos de paz y justicia, tema de la conferencia, se encuentran con dificultades que, en palabras de Garzón, radican en la impunidad de quienes cometen delitos contra la humanidad por las «grandes reticencias y la falta de concreción» para aplicar el principio de justicia universal que se estableció con la aprobación en Roma, en julio de 1998, de la Corte Penal Internacional, «un hito fundamental», pero que entre los 114 países que lo firmaron no figuran los Estados Unidos, Rusia, China, India, Irak o Sudán, entre otros países que «instrumentalizan la justicia por intereses políticos comerciales».

La dificultad de establecer el derecho de las víctimas en un contexto en el que la justicia no impida la paz entraña dificultades, porque, según el juez, «es difícil establecer dónde está el límite de la justicia que se debe desarrollar y cuál es la porción de paz para que se aplique la justicia». Citó como ejemplo de renuncia a la acción penal el caso de Sudáfrica, que funcionó «porque Mandela solo hay uno», y siguió con el de Argentina, donde la renuncia en favor de la paz «favoreció la impunidad» de los culpables, y en el que la insatisfacción de las víctimas logró, «cuando la democracia estaba asentada», que se aplicara el principio de justicia universal, «y el sistema no se resquebrajó».

Aún se refirió al proceso de justicia y paz abierto en Colombia por la acción de las FARC y los paramilitares, para acabar refiriéndose a la situación de España, a una transición «en la que se decidió no mirar atrás, porque era más progresista, sin resolver las cuentas con el pasado».

Al final de la charla, y a propósito de la impunidad que conlleva el problema de la no injerencia, contra la que arremetió Mayor Zaragoza, ante delitos de genocidio, Baltasar Garzón afirmó que las amnistías y autoamnistías «son el salvoconducto de los dictadores».