En Roma Francisco Vázquez ha podido dedicarse a su afición favorita, la historia. La Embajada posee uno de los archivos más antiguos de España. «Asumes la trascendencia de tu cargo, el gran alcance y la gran responsabilidad que representa ser embajador de España cerca de la Santa Sede -subraya el político-. Eres el continuador de 157 embajadores que te han precedido, un caso único en el mundo, y eres protagonista de unas relaciones y unos problemas políticos que tienen gran repercusión en la convivencia en España».
sin crispación
El ex alcalde de A Coruña confiesa que se va de Roma con el alma serena porque estar aquí le ha servido para darse cuenta de lo que es importante y de lo que no lo es, de lo relativo que es todo. «Vuelvo a España con el ánimo más sereno y con el espíritu un poquito distante, un poco más de espectador, lejos de la crispación que se da en la política de todos los días».
Estamos en el salón amarillo. Las mesas están llenas de fotos de familia enmarcadas y objetos personales, muchos de Galicia. Nos enseña el álbum donde han firmado todos los que han pasado por la Embajada, entre ellos, el rey Juan Carlos y el papa Benedicto XVI, que abre el libro.
El autógrafo del Papa
Cuenta divertido cómo consiguió la firma: «El primer día vino a verme el introductor de embajadores y le pedí la firma del Santo Padre. Me respondió tajante que el Papa no firma autógrafos. Me quedé helado. Pero soy tenaz y cuando fui a saludar a monseñor Sandri llevé el libro y le dije: ?Usted es argentino y yo gallego, que es lo mismo. Quería que el Papa me firmara el libro?. ?Déjemelo aquí?, me dijo. A los pocos días me lo devolvió con una foto y la dedicatoria».
El embajador suele tomar café en un bar de Via Frattina. Lo acompañamos y el propietario lo saluda con afecto. Entonces comenta en tono divertido: «Cuando tienen confianza contigo, hablan el romanesco y tienes que decirles ?piano, piano?». Los comerciantes de la zona han premiado su colaboración y Vázquez lo comparte con tanto orgullo como cuando habla de la condecoración que le otorgó el Papa, la de caballero de la Orden Piana.
La mañana llega a su fin. Se ha pasado en un suspiro, entre el paseo por el palacio y la amena charla. Lo esperan eclesiásticos españoles para almorzar, y más tarde acudirá a una conferencia en la iglesia de Montserrat. Mientras nos despedimos de Francisco Vázquez, éste nos comenta con cierta nostalgia: «¡Ahora ya tengo que pensar en la mudanza!».
Francisco Vázquez , saludando al propietario de un bar de Via Frattina donde suele tomar café
Sobre estas líneas, fotos del despacho de Francisco Vázquez, con Cela y García Márquez