Cuando el mar se agita

Alfredo Veiga

SANTIAGO

El mar nunca está quieto, pero su movimiento cambia cerca de las orillas.

06 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La superficie del mar suele estar en constante movimiento y rara vez se encuentra totalmente inmóvil. En realidad, toda perturbación que se produzca en el medio líquido genera un movimiento que se propaga por el agua. El viento, al soplar sobre el agua, forma una serie de encrespaduras en la superficie cuya altura puede variar desde unos pocos centímetros hasta varios metros (marejada). Este tipo de oleaje es el más frecuente y es el que se puede observar cualquier día que nos asomemos a la costa.

Sin embargo, existen otros tipos de olas que no están generadas por el viento y cuyo origen se debe, sobre todo, a los terremotos submarinos que sacuden el fondo oceánico generando los temibles maremotos o tsunamis.

Pero, antes de hablar de los maremotos, es necesario comprender un poco mejor cómo son realmente las olas y cuáles son sus principales magnitudes.

Las olas son una serie de ondulaciones que se producen en la superficie del agua y que transmiten de un lugar a otro la energía que las causó. El punto más alto de la onda se conoce como cresta y el punto más bajo es el seno o valle. A la diferencia entre ambos puntos se le denomina altura de la ola. Por tanto, cuando se mide que la altura de las olas es de, por ejemplo, 10 metros, se nos está diciendo la altura que hay entre el seno y la cresta, y no que la ola se levante 10 metros por encima del nivel del mar.

La distancia entre dos crestas sucesivas (o entre dos senos) se conoce como longitud de onda y el tiempo que transcurre entre dos crestas o dos senos sucesivos es lo que se conoce como período. Cuanto mayor sea la longitud de onda, más largas serán las olas y, por lo tanto, mayor será su período y al revés, las olas de menor período son aquellas de menor longitud de onda. Dicho de otro modo, las olas de mayor longitud de onda poseen frecuencias menores mientras que, por el contrario, las olas de longitud de onda corta presentan una frecuencia más elevada.

CUANDO ROMPE LA OLA

Si observamos el comportamiento de un objeto flotante (como una boya o un barco parado) al paso de las olas en mar abierto, podremos ver que únicamente se mueve de arriba abajo, sin cambiar de posición. Sin embargo, cuando las olas se aproximan a la costa, este movimiento ondulatorio se modifica de modo que las olas se vuelven cada vez más altas hasta alcanzar un punto en el que rompen. A partir de este momento ya hay transporte de masa y gracias a ello los surfistas pueden correr las olas con sus tablas.