Tras reconocer que padece cáncer, las incógnitas y especulaciones sobre su futuro político y el de Venezuela se disparan y los analistas prevén una enconada batalla por la posible sucesión, que podría llevar a una peligrosa radicalización del régimen
03 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Tres semanas después, Hugo Chávez revelaba parte del enigma. El líder bolivariano aparecía de improviso en televisión para decir a sus compatriotas que padece cáncer. Y poco más. Las incógnitas permanecían e incluso se acentuaban. ¿Se le operó de urgencia en La Habana o fue allí precisamente para tratarse? ¿Cuál es su estado real? ¿Cuándo regresará? ¿Le obligará a dejar el poder? ¿De forma temporal o definitiva? ¿Podrá presentarse a las elecciones del 2012? ¿Quién podría sucederle?
Desde que se dijo que había sido operado de un misterioso e inconcreto «absceso pélvico» en Cuba, las especulaciones se desataron ante el secretismo oficial. Pero se exacerbaron después de que El Nuevo Herald, citando fuentes sin identificar de la inteligencia estadounidense, asegurara que su estado era «crítico», el canciller Nicolás Maduro dijera que estaba librando una batalla por su vida y el periodista Nelson Bocaranda diera por hecho en El Universal que tenía un cáncer de próstata y estaba siendo sometido a radioterapia. Su aparición el miércoles en televisión junto a Fidel Castro, donde se le veía mucho más delgado, destinada a acallar los rumores, coincidió con la suspensión de la Cumbre de América Latina y el Caribe. Esto no hizo sino aumentar el temor de que padeciera una dolencia grave.
De pronto, el omnipresente líder desaparecía de escena después de 12 años y medio en el poder, en los que ha sumado más de 4.000 horas de discursos y charlas televisadas, innumerables apariciones obligatorias en todos los canales, además de su famoso programa Aló presidente de los domingos.
La revelación de que había sido operado de un tumor conmocionó a los venezolanos. Chávez, de 56 años, volvía a ser, esta vez a su pesar, Mago de las emociones, como se titula el libro que le dedicó el psiquiatra venezolano Luis José Uzcátegui. «Tiene recursos maravillosos para manejar las emociones y engañar a la gente, empatía, logra fácilmente provocar emociones y generar contagio afectivo, venderse con características que no tiene, llegar a las grandes masas y, sobre todo, mucha pegada y telegenia», explica desde su consulta en Caracas. «Hay que agregar un factor importantísimo, que le convierte también en mago de las emociones, lo que aquí llamamos totalitarismo mediático, este señor estaba prácticamente todos los días en televisión, lo que ha hecho de Venezuela una sociedad bombardeada por una misma imagen», añade Uzcátegui.
Incertidumbre
Algunos analistas habían asegurado antes de que se conociera que tenía cáncer que, bajo el secretismo oficial, se escondía la intención de Chávez de sacar partido político de su enfermedad. Así lo señalaba a Extra Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, primera empresa encuestadora venezolana, que preveía un regreso triunfal como «el superhombre capaz de vencer todas las adversidades, incluida la muerte», para relanzar su imagen de con vistas a las elecciones del 2012, ya que las últimas encuestas le daban en mayo una aprobación de solo el 49 % frente a un rechazo del 46 %. Un escenario que todavía no se puede descartar, pues como afirma ahora, «de su declaración no se puede deducir si tendrá o no capacidad física y anímica de abordar la campaña». Aunque añade que «la primera reacción de solidaridad de la población dará paso a la incertidumbre sobre el futuro, lo cual podría no ser positivo para su popularidad». En todo caso, ya no podrá jugar con su imagen de «invulnerabilidad», como hasta ahora.
Si ya antes de que se supiese oficialmente que tenía cáncer se habían «desatado los demonios de la sucesión», en palabras del historiador Agustín Blanco Muñoz, y el chavista PSUV se había convertido en un «nido de alacranes», según José Albornoz, líder de Patria para Todos, ahora la batalla se prevé feroz e incierta. Chávez ha concentrado todo el poder en sus manos, ha hecho todo lo posible para que se le considere imprescindible y no ha dejado asomar la cabeza a ningún potencial delfín. Por ello, la posible sucesión sería muy complicada.
«Hay un riesgo evidente de radicalización en el chavismo, que siente en peligro la revolución y tratará de impedir que sus adversarios tomen ventaja política del evento», señala León. Las declaraciones de Adán Chávez, el hermano mayor del presidente, previas al anuncio de La Habana, son muy inquietantes a este respecto, ya que no descartó recurrir a métodos diferentes a los electorales, incluida la lucha armada, para defender la revolución. El gobernador de Barinas aparece bien situado en las quinielas como sucesor.
Jerrold M. Post, profesor de Psiquiatría, Psicología Política y Asuntos Internacionales de la Universidad George Washington, destaca el paralelismo entre la enfermedad de Fidel Castro, en julio del 2006, y la de Chávez ahora. Y no solo por el secretismo. En declaraciones desde la capital estadounidense, se pregunta si hará lo mismo que su «mentor y modelo político, que traspasó el poder a su hermano Raúl, y lo dejará en manos de Adán, manteniéndose entre bastidores observando y controlando». Post, que pasó 21 años en la CIA, donde fundó el Centro para el Análisis de la Personalidad y la Conducta Política, es autor de El fenómeno Chávez, en el que destaca que es un «líder narcisista autoritario con sueños de gloria» y deseos de ser presidente de por vida. Por ello, apunta que le será muy difícil alejarse del poder. Como escribía Teodoro Petkoff, director de Tal Cual y ex candidato presidencial, en el prólogo de la biografía Hugo Chávez sin uniforme, de Cristina Marcano y Alberto Barrera Tyszka, ha sido siempre «un hombre de buena suerte». Dio un golpe de Estado, se convirtió en presidente y superó otro contra él. Ahora la va a necesitar más que nunca. Lucha por su vida.
fervor. Los seguidores del presidente Chávez se congregaron para rezar por su total y pronta recuperación |